Cocinar juntos padres e hijos aporta muchos valores
Según señala la UOC, cuando cocinan padres e hijos “se enseña a los menores lo que deben saber sobre los alimentos, la cocina, qué comer y cómo prepararlo”, se transmiten nuestros conocimientos, y se les inculca una educación que “va mucho más allá de la nutrición y les prepara para ser personas que viven y comen en sociedad”. Este experto considera que la cocina es un ámbito que les permite descubrir cosas nuevas, divertirse y aprender cosas útiles en un entorno controlado en el que, a cualquier edad, se favorece la relación con los padres.
Para Francisco Javier Medina, la cocina tienen mucho que ver con el desarrollo del lenguaje, los colores y las formas, pero también con la física, la química o la historia, y es “un laboratorio sensorial donde los niños puede practicar lo que muchas veces estudian de manera teórica en la escuela”. Defiende igualmente que preparar alimentos despierta la creatividad de las personas, y que amasar, hacer cremas, pasteles, o ensaladas de frutas “promueve la creatividad a través de los sentidos, y la cocina los reúne todos en un pequeño espacio”.
En la cocina se aprenden además valores como organizarse y organizar el espacio, calcular cantidades, ser ordenados y limpios, y a hacerse cargo de las responsabilidades domésticas de manera compartidas.
