Castilla y León defiende su modelo docente como referente frente al marco estatal

Castilla y León fue la primera comunidad autónoma que adoptó un modelo de competencias profesionales docentes en 2010. ¿Cuál fue el objetivo de diseñar dicho marco de competencias?
–El objetivo de ese modelo fue servir de base para diseñar los itinerarios formativos a partir de ese momento. Se articulaban en un enfoque integrador que entiende la profesionalidad docente no como una mera acumulación de saberes o técnicas, sino como una práctica situada y reflexiva, inserta en un marco de compromiso con la calidad educativa y la equidad. El modelo de competencias de 2010 ha tenido una influencia directa y duradera sobre las políticas y estrategias de formación continua del profesorado en Castilla y León, y sin duda fue un antecedente clave de los actuales enfoques de desarrollo profesional docente.

¿Por qué se decidió actualizar el modelo docente de 2010?
–Consideramos que todos los marcos de competencias precisan de una actualización para adaptarse a los nuevos contextos y necesidades educativas. Es algo natural dentro de las administraciones educativas para responder a las necesidades de nuestros docentes. Tras la participación en un proyecto europeo sobre competencias profesionales docentes, MCCPD (Marco Común de Competencia Profesional Docente), junto con Universidades e instituciones Europas, y con el objetivo de adaptarse a las nuevas realidades de innovación educativa, se consideró adecuado modificar y mejorar este modelo de competencias hasta su desarrollo definitivo en 2023 para adaptarlo a la realidad educativa cambiante, publicando un marco común de competencias profesionales docentes presentado en 2023.

Además, este nuevo marco del 2023 pretendía responder a varias demandas. La recomendación del Consejo de Europa de 22 de mayo de 2018, relativa a las competencias clave para el aprendizaje permanente, y dar respuesta al tipo de jóvenes que queremos formar para el mundo del siglo XXI, para que sean cultos y críticos.

¿Qué valoración general hace sobre el borrador del nuevo marco de competencias profesionales docentes que plantea el Ministerio?
–Desde la Junta de Castilla y León valoramos positivamente la voluntad del Ministerio de Educación de establecer un marco común que contribuya a poner en valor la labor docente y su formación. En una sociedad como la actual, donde hay tanta movilidad, es loable tratar de otorgar un marco común para toda España en lo relativo a la formación permanente del profesorado. Sin embargo, creemos que su elaboración ha adolecido de una falta de diálogo real con todos los agentes de las comunidades autónomas, que somos corresponsables en materia educativa.

¿Considera por tanto que no se ha tenido en cuenta la experiencia o las aportaciones de las comunidades autónomas a la hora de elaborar este marco estatal?
–Ha faltado diálogo real, consideramos que el Ministerio no ha escuchado a las comunidades, muchas de nuestras propuestas no se han reflejado en el documento final, lo que debilita su vocación de marco común. Este tipo de documentos precisan del consenso de muchos agentes de cada comunidad autónoma para la búsqueda de ese consenso en el texto y en sus implicaciones, y ese acuerdo no se ha alcanzado.

¿Qué aspectos del documento le parecen acertados o especialmente necesarios en el contexto educativo actual?
–Consideramos acertado el énfasis en la actualización pedagógica, la atención a la diversidad y la competencia digital docente, elementos clave en el sistema educativo actual. También vemos con buenos ojos que se reconozca la complejidad del rol docente y la necesidad de un desarrollo profesional a lo largo de toda la carrera.

¿Qué elementos consideran mejorables o más controvertidos dentro de esta propuesta del Ministerio?
–Nos preocupa el énfasis en las competencias blandas y la falta de operatividad práctica para su aplicación. Además, no queda claro cómo se articulará con las evaluaciones docentes ni qué consecuencias reales tendrá en términos de carrera profesional, lo que podría generar confusión o frustración en el profesorado.

¿Echan en falta alguna competencia o enfoque que debería haberse incluido en el marco nacional?
–Sí. Echamos en falta una mayor atención a las competencias relacionadas la capacidad para innovar desde el centro educativo y el protagonismo de la evaluación como competencia fundamental. Nuestro marco muestra la importancia del aprendizaje y la evaluación de todo el proceso educativo.

Castilla y León lleva tiempo trabajando en su propio modelo de desarrollo competencial docente. ¿Qué diferencias principales detectan entre ese trabajo previo y la propuesta actual del Ministerio?
–Nuestro modelo docente parte de un enfoque más práctico, diseñado desde la experiencia directa con los centros educativos, y adaptado a las características de nuestro territorio. Frente a un marco estatal más genérico, nuestra propuesta se basa en itinerarios formativos personalizados, en una evaluación formativa y en la participación del profesorado en su desarrollo profesional. A diferencia del nacional, que ha sido criticado por centrarse demasiado en aspectos emocionales, nuestro marco se mueve en un equilibrio entre los dos reinos que vertebran el proceso de enseñanza aprendizaje: el cognitivo y el afectivo.

¿Cree que el nuevo marco estatal permitirá una evaluación más justa y útil del desempeño docente, o puede generar más burocracia y confusión?
–Esa cuestión va a depender más del Marco de cada comunidad autónoma. Reitero que parece acertado que exista un Marco común para toda España, sobre todo en un campo que puede suponer un valor añadido a la educación de los territorios. Así al menos lo ha entendido Castilla y León, que se ha convertido en un referente en la formación permanente del profesorado, y que por ello ha sido voz autorizada y respetada en este proceso.

¿Qué peso cree que debe tener la formación continua del profesorado dentro de este modelo de competencias, y cómo se articula eso en Castilla y León?
–La formación continua es un eje fundamental en nuestro modelo. El alumnado es el centro, pero el docente la clave. En Castilla y León apostamos por una formación conectada con las necesidades reales del aula, centrada en la mejora continua, la innovación y con una fuerte implicación de los centros a través de sus planes de formación propios y de las familias. No creemos en una formación meramente acreditativa, sino transformadora y útil para el desempeño docente. Los resultados de pruebas internacionales acreditan que la formación permanente del profesorado en Castilla y León es referente en España, junto con esa capacidad de innovación para imaginar cada día las mejores metodologías con las que lograr que al alumnado le apetezca hacer aquello que debe hacer.

Por último, ¿qué pasos piensa dar la Junta de Castilla y León una vez que este marco sea aprobado? ¿Prevén adaptaciones, resistencias o complementariedades con el modelo propio?
–Analizaremos con rigor el texto definitivo, pero nosotros defenderemos nuestro marco de competencias profesionales docentes propio y estableceremos un sistema que permita establecer equivalencias entre nuestras competencias y las del Ministerio. El marco del Ministerio es muy global y nuestro modelo docente, más profundo e innovador, puede perfectamente ser compatible con esta propuesta. Castilla y León mantendrá su línea de continua innovación, pero respetando la tradición que tantos éxitos ha dado al sistema educativo en esta tierra. Un sistema educativo que pivota en torno a la formación docente en cuatro ejes fundamentales: la científica, la pedagógica, la emocional y la evaluativa de todo el proceso.