El desarrollo del lenguaje: apuntes básicos para familias inquietas
El desarrollo del lenguaje interesa a familias y profesionales. No es de extrañar, ya que está en la base de la interacción social y del desarrollo académico y laboral. Los profesionales que estudiamos temas relacionados con la lectura y sus dificultades sabemos que, para ser un lector muy competente, aspectos como el vocabulario o la capacidad de comprender frases sintáctica y morfológicamente complejas constituyen habilidades clave. Sin embargo, en la llamada sociedad de la información parece haber, quizás contraintuitivamente, bastantes facilidades para desinformarse. Veamos algunos mitos relacionados con el desarrollo del lenguaje infantil.
Mito 1: los niños que tienen menos de 20 meses pueden aprender un idioma a través de la escucha de dispositivos tecnológicos
A pesar de lo que algunas empresas y academias indican, los niños muy pequeños no aprenden un idioma simplemente al escuchar lenguaje a través de dispositivos tecnológicos como la televisión o las grabaciones. Para que ocurra el aprendizaje, el lenguaje debe estar integrado en interacciones sociales contingentes –es decir, con respuestas recíprocas y personalizadas, como ocurre con un cuidador en tiempo real. Algunos investigadores indican que los niños pueden empezar a aprender vocabulario a través de dispositivos que no implican interacción, como la televisión, entre los dos y los tres años. No parece que estos dispositivos puedan generar un beneficio tangible cuando los niños se exponen a ellos antes. Aún así, seguir primando la interacción a nivel lingüístico, por ejemplo, mediante lecturas compartidas, siempre será más recomendable que, simplemente, exponerlos a un contenido audiovisual que no permita una interacción consistente. Parece interesante que las familias entiendan que el problema de las pantallas en el desarrollo lingüístico no es tanto el objeto físico en sí (el dispositivo), sino la ausencia de interacción que conllevan algunas situaciones en las que, tradicionalmente, estas se han empleado.
Mito 2: el bilingüismo provoca que los niños tengan un incorrecto desarrollo del lenguaje
El bilingüismo en sí no perjudica el desarrollo del lenguaje. De hecho, los niños pueden desarrollar competencias lingüísticas en dos idiomas si ambos reciben apoyo adecuado en su entorno, como ocurre en regiones con políticas que valoran mucho el bilingüismo (por ejemplo, en Quebec los niños parecen aprender el francés y el inglés de forma adecuada y en paralelo, mostrando una alta competencia académica en ambos idiomas. Esto parece deberse a que ambos están presentes en su educación formal e informal desde muy temprano). No obstante, lo que sí puede ser un problema, especialmente, cuando se haya acompañado de situaciones de pobreza, es acudir a colegios que hablan un idioma diferente al que se habla en casa. Estos problemas serán mayores cuando los centros educativos no dispongan de los mecanismos de integración adecuados para hacer frente a esta necesidad.
Mito 3: a los niños hay que hablarles siempre con un lenguaje muy simple
Aunque los bebés se benefician de un lenguaje adaptado a su nivel (como el “parentese” o habla infantil), a medida que crecen, necesitan exposición a un lenguaje más complejo y variado para desarrollar su vocabulario y habilidades lingüísticas. Por ejemplo, a los 4 años, los niños se benefician de estructuras sintácticas más complejas y de conversaciones que abordan elementos que no están presentes en el contexto: qué haremos mañana, qué paso ayer, qué pasaría si esto ocurriera, etc.
