La adicción a la pornografía: "Hay un problema de base, una falta de educación afectiva y sexual"
De izquierda a derecha, Paloma Echanove, Fernando Muñoz, Borja Beriain y Elena Casero, en el estudio de grabación de MAGISTERIO.
En este quinto episodio del podcast Magisteri-ON, en colaboración con Emooti, Borja Beriain y Elena Casero, de MAGISTERIO, se reúnen con los expertos Paloma Echanove, psicóloga sanitaria con una amplia trayectoria en el acompañamiento de niños y adolescentes, y Fernando Muñoz, sexólogo con especialización en Pedagogía Terapéutica, para profundizar en un tema que preocupa a padres y docentes por su relación con los (cada vez más) jóvenes: la adicción a la pornografía.
A lo largo del programa Echanove y Muñoz aclararán los factores que contribuyen a esta adicción, y analizarán cómo de fácil es el acceso a contenidos pornográficos a través de los dispositivos móviles, la hipersexualización en las redes sociales, o la falta de educación afectivo-sexual.
Según la organización Save The Children, el 70% de los adolescentes consume pornografía con frecuencia, y la edad promedio en la que la descubren es a los 12 años, aunque en casos más extremos puede ocurrir incluso en la etapa de Primaria.
La adicción a la pornografía
A la hora de aproximarnos al concepto de adicción a la pornografía, Muñoz analiza los diferentes niveles que existen en torno a la misma: tener un primer encuentro o primer acceso y un consumo frecuente. Cuando es algo naturalizado en el día a día, existe una tolerancia al contenido y se sufre de abstinencia si no se consume, podemos hablar de una adicción.
La adicción a la pornografía puede conllevar consecuencias a nivel mental y físico. Por un lado, puede ocasionar efectos en el cerebro, problemas emocionales del autoestima o trastornos de la conducta alimentaria. Por otro, la distorsión de la realidad sexual y el riesgo de relaciones sin consentimiento.
Existen estudios que demuestran, además, que se producen modificaciones en el cerebro debido al visionado de contenido pornográfico. Este es un “estímulo supernormal”, engrandecido, que se sobrecarga de dopamina, siendo una de las áreas más afectadas la corteza prefrontal.
¿Cómo ayudar a combatirlo?
Uno de los factores que contribuyen al consumo de pornografía es el fácil acceso a través de Internet y los dispositivos móviles. Muchas veces, el primer contacto no se da por buscarlo, sino por el propio algoritmo: la hipersexualización que tiene lugar en las redes sociales, cada vez más agresiva, adictiva y aceptada a nivel social, hace que cada vez haya más contenido de este tipo por estas vías, a las que tan acostumbrados están los más jóvenes.
¿Cómo pueden responder las familias y los docentes a esto? Tanto Echanove como Muñoz señalan la comunicación, una educación afectivo-sexual y el desarrollo de un pensamiento crítico como principales claves ante este problema. También ir más allá e indagar en el origen de la adicción, que puede estar asociada a otros problemas como la soledad o el síndrome del impostor: muchas veces, cuando una persona consume pornografía, se percibe como despreciable y posee un conflicto interno muy fuerte.
Por todo ello, Echanove enfatiza en la importancia de regular las emociones a través de la conversación, de hablar. “Es un elemento desde el punto de vista de seguridad… tú sabes que a tu lado tienes a una persona que piensa en ti”, garantiza.


