Plataforma acusa al Gobierno de "impedir que los padres cuiden en igualdad"
La PPIINA quiere eliminar la obligación de acuerdo con la empresa en caso de querer fraccionar el permiso, una medida que "permitiría a los padres cuidar cuando realmente lo necesitan, no cuando a las empresas les viene bien". © ADOBE STOCK
La Plataforma por Permisos Igualitarios de Nacimiento y Adopción (PPIINA) ha emitido un comunicado en relación a la tramitación del Decreto con la reforma de los permisos que están llevando a cabo los ministerios de Trabajo y Derechos Sociales y que se prevé que entre en vigor en septiembre. Un decreto, que aspira a ampliar los permisos de maternidad y paternidad de 16 a 20 semanas, garantizar la retribución de cuatro de las ocho semanas del permiso parental aprobado en 2023 y la aprobación de permisos de 34 semanas para las familias monomarentales.
Ante esto, la PPIINA denuncia que la nueva regulación no elimina la “trampas” de la actual, trampas que para PPIINA “están impidiendo la igualdad entre hombres y mujeres”. En concreto, la plataforma critica que no se reduzcan de seis a dos semanas la exigencia de usar el permiso de forma simultánea a partir del parto, una medida que “permitiría al padre cuidar mientras la madre vuelve al empleo”, alargando de esta manera el cuidado del bebé en el hogar, de 26 semanas (6+10+10) a 30 (2+14+14). Del mismo modo, ve con malos ojos que no se haya aprovechado la oportunidad para eliminar la obligación de acuerdo con la empresa en caso de querer fraccionar el permiso, una medida que “permitiría a los padres cuidar cuando realmente lo necesitan, no cuando a las empresas les viene bien”.
Las “trampas” de la ley
La PPIINA expone que el resultado de esas “trampas” es que la mayoría de los padres (hombres) se toman todo el permiso simultáneamente con la madre, por lo que el cuidado en casa con permiso sigue durando 16 semanas para la mayoría de los bebés, un periodo de tiempo tras el cual “muchas madres se ven obligadas a prolongarlo con reducciones de jornada o con excedencias no pagadas”.
Es por ello que, para la plataforma considera que “ampliar los permisos tal y como están regulados ahora es perpetuar el poder de las empresas para decidir cuándo los padres usan el permiso, lo que hace hombres más disponibles para el empleo y mujeres más disponibles para el cuidado. Esta propuesta es incompatible con la igualdad”.
Algunos interrogantes
La plataforma se pregunta:
¿Por qué no se permite a madres y padres turnarse en el cuidado una vez que la madre biológica está recuperada del parto?
¿Por qué se ha perdido el derecho a tomarse la totalidad del permiso a tiempo completo, en las fechas en las que el bebé lo necesita, mediante simple comunicación a la empresa?
¿Por qué estas cortapisas no se eliminan de la legislación cuando se trata de que los hombres se incorporen al cuidado o, dicho de otra manera, cuando por fin las empresas tendrían que prescindir realmente también de los hombres durante una temporada?
¿Cómo es que tanto el Gobierno como muchos jueces no tienen inconveniente en alargar el permiso hasta 34 semanas para las madres solas, cuando sigue poniendo tantas trabas a que los padres puedan cuidar en solitario? ¿Por qué los hijos de familias monoparentales (en su gran mayoría, monomarentales) tienen derecho a ser cuidados durante más tiempo que los de las biparentales?
Entendemos muy bien que muchas empresas prefieran que los hombres estén de permiso a la vez que las madres o cuando tengan menos carga de trabajo, pues así seguirán disponiendo de ellos, aunque sea de manera parcial o informal. Pero el problema es de qué parte se pone el Gobierno. En lugar de asegurar a todas las personas trabajadoras el ejercicio de un derecho fundamental para cuidar de sus criaturas, ¿preferirán Sumar y, finalmente, el Gobierno, ceder a las presiones empresariales una vez más?
La PPINA concluye, respondiéndose a sí misma: “La respuesta está clara: no hay problema en que las mujeres se queden en casa todo el tiempo del mundo y pongan en riesgo su autonomía económica, pero sí resulta un gran problema que los hombres se incorporen al cuidado en igualdad de condiciones”. Al tiempo, asevera que “eliminar estas trampas para la igualdad y la corresponsabilidad tiene coste presupuestario cero”, y hace un llamamiento al Gobierno a “que se posicione de parte de la ciudadanía y apueste por la igualdad”, al que le hace una última pregunta:
¿Perderá una nueva oportunidad de legislar en consonancia con esta demanda feminista?

