Cipri Quintas: “No tengamos miedo a ser vulnerables. Es más fácil que te den un abrazo antes que una patada”

El empresario, conferenciante, consultor y escritor, entre otras de sus muchas profesiones, resalta los valores que caracterizan a las “buenas personas”.
Alba UcedaMartes, 12 de August de 2025
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Cipri Quintas.

Las últimas innovaciones tecnológicas, como la inteligencia artificial, han posibilitado un mayor acercamiento entre la máquina y el humano. Gracias a los bots conversacionales, los usuarios establecen largas horas de charla con un algoritmo que resuelve sus problemas.

No obstante, está función confunde a algunos individuos, generando una vinculación emocional con el sistema y extralimitando su realidad en una pantalla. De hecho, agentes como ChatGPT, Gemini o Copilot pueden incluso convertirse en un terapeuta.

Con más de 35 años de experiencia profesional en el campo de los negocios, Cipri Quintas es mentor y experto en inteligencia relacional. Ha sido dueño de más de 25 locales de ocio y restauración, autor de los libros El libro del networking: Las 15 claves para relacionarte socialmente con éxito y ‘Sawubona’: El secreto del verdadero éxito, y fundador de una de las primeras empresas de marketing digital en España, Valor de Ley. Actualmente, acaba de lanzar una newsletter semanal y gratuita que recopila varios trucos para alcanzar el crecimiento personal y, consecuentemente, el éxito.

En esta entrevista, el empresario, conferenciante, consultor y escritor, Cipri Quintas, ha analizados los riesgos y las oportunidades que presenta el actual ecosistema tecnológico y social, así como una serie de consejos para afrontar la nueva realidad y lograr el éxito desde la bondad.

¿Cómo podemos aplicar diariamente el concepto de Sawubona’?, que es el título de tu último libro

–‘Sawubona’ es una frase con la que se saludan en zulú, una lengua hablada por una tribu de Natal, en el sur de África. Cuando los habitantes la recitan, se miran a los ojos, se colocan la mano en el corazón y dicen “Sawubona”, que significa “te siento”, “te saludo” o “te veo”.

El concepto que rodea la oración posee una gran trascendencia emocional. Nosotros pasamos la vida sin vernos; no nos miramos a los ojos, ni nos paramos a ver a la persona que tenemos delante.

‘Sawubona’ es un saludo al alma. Pero lo más relevante de ella no solo es el saludo, sino también que cuando alguien se equivoca, le conducen al centro de la aldea, le rodean durante dos días y le recuerdan todo lo bueno que ha hecho a lo largo de su vida.

Las personas, por supuesto, estamos compuestas de buena energía. Somos buenas personas por naturaleza. No obstante, nuestros miedos son los que nos van llevando a equivocarnos. Considero que en una sociedad donde no nos vemos, donde siempre pensamos mal de los demás, ‘Sawubona’ más que nunca es necesario.

¿Es alarmista considerar que la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías nos han arrebatado la conexión emocional con el resto de los seres humanos?

–En primer lugar, voy a empoderarme, desde mi sabiduría y mi experiencia, para responder la pregunta y poder opinar. Yo tengo una empresa de marketing digital llamada Valor de Ley, la cual fue una de las primeras que se inauguraron en España un par de años después desde la apertura de Facebook.

Desde la empresa y desde dicho ángulo, que conozco perfectamente, es cierto que actualmente vivimos en una sociedad donde vamos muy deprisa, y donde las redes sociales nos han cambiado por completo, convirtiéndose en nuestro hábito para relacionarnos.

Creemos que dar ‘Me gusta’ o publicar un comentario en un perfil significa que conoces a la persona, o incluso que es una muestra de cariño hacia ella; no es verdad. Las redes sociales se construyeron para seguir relacionándonos. Sin embargo, ahora su objetivo es que permanezcamos frente a la pantalla el mayor tiempo posible, que es por lo que pagan los anunciantes.

Por otro lado, la inteligencia artificial ha venido para quedarse, y es mucho más potente que las redes sociales. Pero también ha llegado otra innovación que es la computación cuántica, la cual va a revolucionar aún más el paradigma presente. En el mundo cuántico, no hay vuelta atrás. Allí no va a haber legislación, ni normas, ni nada que lo pueda regular, puesto que los países no reaccionan de manera unitaria.

Por tanto, debemos enfrentarnos a esta problemática. Tenemos que hacer aikido, un arte marcial que utiliza la fuerza del contrario en favor de uno mismo. Si empleamos las redes sociales para relacionarnos y la inteligencia artificial para disponer de más tiempo, conseguiremos hacer aikido, de modo que empleemos ambas herramientas a nuestro favor. Este fenómeno es lo que yo llamo IRIA. ‘IR’ significa inteligencia relacional, mientras que ‘IA’ es inteligencia artificial: inteligencia relacional con inteligencia artificial.

Últimamente hay un fenómeno por el cual se están estableciendo relaciones terapéuticas con los bots conversacionales. ¿La inteligencia artificial puede ser tu psicólogo?

–La IA puede llegar a ser lo que quieras y va a ser mucho más de lo que nosotros pensamos. No obstante, también puede manipular. La inteligencia artificial no tiene ojos, ni sonrisas, ni mirada, ni abrazos, ni ‘te quieros’ que decir. Lo que sí posee la IA es la unión de un montón de datos que te lo cuentan.

Todo en esta vida tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Pero somos nosotros los que tenemos la responsabilidad de conocer e informarnos sobre los riesgos.

Yo tengo una hija que se llama Cloe, de siete años. Cuando le dejamos una pantalla es para que aprenda. Ella está estudiando su cuarto idioma, el francés, y lo hace a través de vídeos o jugando. Yo no soy ejemplo de nada, porque seguro que también cometo muchos errores, pero trato de que ciertos hábitos no lleguen a ella. Eso es Educación.

Hace falta enseñar a las personas a educar, a relacionarnos de otra manera y a utilizar las herramientas que las tecnologías nos están dando para acercarnos a las personas, no para separarnos de ellas. Si te alejas del resto de seres humanos, te apartas de la vida y de la felicidad.

La felicidad se basa en cinco pilares: dejar huella, la bondad, las relaciones sociales, el agradecimiento y las pequeñas cosas. Para los cinco son necesarias las personas.

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La IA puede llegar a ser lo que quieras y va a ser mucho más de lo que nosotros pensamos

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Dado que las generaciones más jóvenes son consideradas nativas digitales, ¿qué les recomendarías para establecer relaciones sociales fuera de la red de internet?

–Les recomiendo que sean felices, y la felicidad, como he mencionado, no se puede encontrar sin las personas. Les aconsejo que se informen, que practiquen cómo relacionarse con los demás. Que recuerden cuando eran niños y vean vídeos o fotografías donde intentaban hablar con uno bajito como ellos, y donde lo único que les importaba era jugar. A ellos no les importaba si el niño era negro, blanco, si su padre venía en un Mercedes o si su madre conducía un Lamborghini. Lo que buscaban era alguien con quien jugar.

Porque la vida es un juego y cuanto más se distancien del juego de la vida, más se alejarán de vivir. Si escuchan a las personas que han vivido más les dirán que eso no lo pueden perder. El ser mayor no lo da el carné de identidad, lo da la actitud ante la vida.

También hay muchas personas que no han conocido el amor fuera de las redes sociales. ¿Cómo podemos identificar un amor verdadero?

–Una física y matemática francesa llamada Annie Marquier descubrió hace unos años que el corazón tiene cerebro; posee neuronas. Su fuerza energética es 5.000 veces más poderosa que la de la cabeza. De hecho, cuando el corazón late muy deprisa y de forma desacompasada es porque tiene miedo. En cambio, cuando también late muy deprisa pero de manera acompasada es que está enamorado, o está sintiendo una canción o un concierto maravilloso.

Por tanto, un amor verdadero es aquel que se deja llevar por el corazón. Cuando tienes una intuición o un presentimiento viene directamente de él. El corazón siempre te va a decir que hagas el bien, que cuides a las personas. Ser buena persona es un reto del cual te examinas todos los días.

Recomiendo que al acostarnos repasemos si hemos sido personas bondadosas. En caso de no haberlo sido, nos cuestionemos la causa y pidamos perdón, y a la mañana siguiente agradezcamos y nos levantemos diciendo: “hoy me dan la oportunidad de rectificar y arreglar todo lo que pude haber hecho mal”. Si eres buena persona, haciendo algo tan aparentemente banal como eso, todo el mundo va a querer estar a tu lado.

El éxito se desglosa en el camino de las cuatro C. En primer lugar, la coherencia. Si eres coherente, vas a estar satisfecho contigo mismo, lo que lleva a la credibilidad. La gente va a creer en ti, y van a tenerte confianza (la tercera C). El mayor patrimonio de una empresa no es lo que marca la Bolsa, sino la confianza que originan. Porque las personas cuando te regalan su confianza, te regalan su mayor bien.

Cuando has conseguido credibilidad, coherencia, confianza, ¿qué consigues? La última C: el crecimiento en todos los campos, tanto en el personal como en el profesional. Finalmente, el crecimiento conduce al éxito. Si adquirimos esas cuatro C, podremos vivir en plenitud. Solo tenemos una oportunidad de vivir así, con lo cual cojámosla.

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Un amor verdadero es aquel que se deja llevar por el corazón

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Ahora que convivimos con el Big Data que, a través de recolectar todos nuestros datos, crea una gran segmentación y personalización en los contenidos. Sin embargo, ¿qué es lo que más une a la humanidad, algo universal a lo que todos aspiramos?

–En el mundo solo hay dos sentimientos, con muchos matices, pero únicamente dos: amor y miedo. El miedo te guía al odio, a agredir al contrario. Te encamina hacia la infelicidad, a la intranquilidad y a la incoherencia.

Por otro lado, el amor conduce a todo. El amor transformó el mundo. De hecho, el influencer más importante que ha habido ha sido Jesucristo, quien solo hablaba de amor. Las otras religiones también lo hacen, pero los hombres hemos hecho nuestra propia interpretación.

Sin embargo, no hay amor más grande que la vulnerabilidad. Todos los superhéroes tienen miedo: cada uno tiene debilidades y tienen que juntarse unos cuantos para construir un gran superhéroe. Todos unidos pueden vencer al villano.

El villano, en cambio, no tiene amigos, mata a sus compinches y tiene esclavos a su cargo que incluso los asesina. Lo único que siente es miedo, que es lo que le conduce a ser malo.

No obstante, al final siempre ganan los superhéroes, los buenos. Si Superman no mostrara sus miedos, no tuviera kriptonita o si no estuviera enamorado de la chica periodista, no nos creeríamos su personaje.

Por ello, no tengamos miedo a ser vulnerables. Mostrémoslo porque es más fácil que te den un abrazo antes que una patada.

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Los políticos roban puesto que son personas que no muestran su verdadera vulnerabilidad

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Por consiguiente, el mundo se basa en la doble polarización de que el amor representa el bien y el miedo simboliza el mal, ¿cierto?

–Efectivamente. Existen países que machacan a otros por miedo a que otro les ataque. Los políticos roban puesto que son personas que no muestran su verdadera vulnerabilidad; tienen miedo a mostrarse como son. Y mientras continuan dándonos lecciones de absolutamente todo, ellos siguen sin ser ejemplo de coherencia (la primera C para alcanzar el éxito).

Al igual que solo hay dos tipos de sentimientos, solo existen dos tipos de personas: las que forman parte del problema y las que son parte de la solución. Aquellos que pertenecemos al paisaje somos la mayoría. Quien forma parte del paisaje es el verdadero problema, aunque creamos que por no hacer el mal no somos malos.

Todos tenemos que encargarnos de nuestro entorno, por lo que es nuestra responsabilidad dejar un planeta que funcione.

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