José Antonio Lucero: "Sigo creyendo en el poder redentor de esta profesión"

Profesor de Secundaria, 'youtuber' con su canal 'La cuna de Halicarnaso' y escritor, José Antonio Lucero nos presenta su última obra: 'El alumno'.
Saray MarquésViernes, 22 de August de 2025
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Este verano de 2025 ha sido para José Antonio Lucero "tiempo de familia, de playa y de lecturas" tras un "curso agotador" y la gira de lanzamiento de 'El alumno'.

El alumno se ha convertido en uno de los títulos imprescindibles este verano de 2025, pero si algo enorgullece a su autor, José Antonio Lucero, una cara conocida por muchos estudiantes de Secundaria que han acudido a su canal, La cuna de Halicarnaso, para lograr una mejor comprensión de la Historia, son los muchos maestros y aspirantes a maestros que están leyendo sus novelas. Novelas que reconcilian con la profesión.

¿Se puede leer El alumno sin haber leído La maestra?
–Mi pretensión a la hora de plantear ambas historias es que pudieran leerse por separado, es decir, como historias independientes. Eso sí, lo que une a ambas es la relación maestra-alumno, que las atraviesa. Si bien los lectores pueden leer ambas en cualquier orden, yo me atrevería a recomendar que leyeran primero La maestra, al retratar en primer lugar la historia de la educación en el tránsito entre la II República y la Guerra Civil, y luego El alumno, que aborda cómo quedó la educación en España después de la guerra y cómo la dictadura franquista la intentó moldear a su conveniencia. Por el momento, creo que con este binomio maestra-alumno he conseguido lo que pretendía: acercar buena parte de la historia de la educación en el siglo XX a los lectores de hoy, por lo que no me planteo una tercera parte, si bien es cierto que de El alumno podría salir otra historia, como es la del pequeño Saúl, aspirante a poeta.

¿Cómo surgió este proyecto? 
–Este proyecto surgió cuando decidí aunar en mi carrera literaria dos de mis grandes pasiones: la educación y la escritura. Así decidí junto a mi editora contar una historia de docencia, y creo que no había historia que necesitara contar con mayor ahínco que la de todos esos maestros depurados durante el franquismo que, en muchas ocasiones, sufrieron la represión por el simple hecho de aplicar en sus aulas metodologías que entonces eran modernas y que hoy en día lo siguen siendo, como son aquellas que preconizaba la Institución Libre de Enseñanza. Es curioso ese dato: que los preceptos que hoy parecen ser modernos en el aula ya existían en la educación en España hace 90 años, y que quizá nos parecen novedosos solo porque la docencia vivió, como muchas otras cosas, un paréntesis de más de cuarenta años en muchos aspectos. Estas, y otras historias de la época, creo que deben llegar al público de hoy, sobre todo al joven, primero por la inminente desaparición de la generación que las vivió, y sobre todo porque considero que es necesario que sigamos ahondando, conociendo matices, desmitificando y resignificando nuestra memoria y nuestro pasado, que en muchas ocasiones se nos ha legado incompleto.

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Con el proyecto que abarca 'La maestra' y 'El alumno' pretendí centrar en la visión de los maestros y de los alumnos cómo afectaron los cambios políticos, las rencillas, la represión y el miedo que se vivió en el siglo pasado

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¿Es una obra de redención -de malos estudiantes salvados por buenas maestras, y otros giros inesperados de guion-? 
–Con estas novelas quiero contar historias donde la docencia tiene gran peso en el devenir de la vida de unos estudiantes. Creo que todos lo hemos experimentado, en mayor o menor medida. A todos nos ha marcado un buen o un mal profesor. En todos nosotros ha habido docentes que nos han despertado vocaciones. Es cierto que hay muchos otros condicionantes que, fuera de la ficción, dificultan mucho el poder llegar de verdad a los alumnos, y que sus contextos socioculturales son claves. Pero, aun así, sigo creyendo en el poder redentor de esta profesión. Si no lo hiciera, me habría dedicado a otra cosa hace ya mucho.

¿Es todo mucho más complejo que aquello de “de padres de derechas, hijos de izquierdas (y viceversa)”? 
–Las relaciones padre/madre hijos son muy complejas y a menudo los conflictos generacionales son también políticos. Es algo que he querido abordar en estas obras, porque también es cierto que en España lo hubo. Por poner un ejemplo: la primera generación crítica con el franquismo fueron aquellos llamados “cachorros” del régimen, es decir, los hijos de los vencedores que a partir de los 50 comenzaron a ir a la universidad y a darse cuenta de que España tendría que ser de otra forma.

 Usted es profesor en Secundaria, ¿percibe en sus clases que las ideas regresivas están invadiendo las aulas, como se quejaba a final de curso una profesora en una carta al director de El País? Si es así, ¿a qué cree que obedece? ¿cómo se puede abordar este fenómeno desde la docencia?
–Sí, lo percibo. Creo que no hay docente de Historia en España que no lo observe en un aula de Secundaria. No obstante, yo suelo mostrarme cauto ante esta repentina fascistización de las aulas. La mayor parte de esos chicos se suman a esas consignas por modas reaccionarias de las que en realidad tienen muy poca idea. Ante eso, el cortafuegos que puede ejercer un buen profesor de Historia es clave: no correr a la hora de impartir esos temas sensibles, hablarles con honestidad, con rigor y con respeto, acercarles a la historia más científica posible y ofrecerles lecturas, películas o testimonios que enriquezcan la explicación. Con la gran mayoría de los jóvenes, cuando desmitificas esos mensajes ultras, funciona.

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Ante la repentina fascistización de las aulas el cortafuegos que puede ejercer un buen profesor de Historia es clave

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 ¿Quedan todavía Lalis y Roques?
–Siempre habrá grandes maestras y maestros y alumnos que son diamantes en bruto a los que enseñar. Y, por muchos avances tecnológicos que haya, no creo que la IA pueda sustituir el proceso de enseñanza-aprendizaje, porque es algo que atañe, más que a contenidos, a una conexión emocional propia del primer ser humano que enseñó algo a otro. Algo que tiene que ver con el corazón.

 ¿Todos somos, sobre todo, hijos de nuestra época? 
–Todos somos hijos de nuestro presente pero sobre todo herederos de nuestro pasado. Nuestro error con las generaciones más jóvenes ha sido tal vez que hemos dedicado más esfuerzo a que estudien la historia del descubrimiento de América o de la Guerra de la Independencia que la de los últimos cien años. Y así tenemos a un montón de jóvenes con una venda en los ojos diciendo que quizá se viviera mejor bajo una dictadura.

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Nuestro error con las generaciones más jóvenes ha sido tal vez que hemos dedicado más esfuerzo a que estudien la historia del descubrimiento de América o de la Guerra de la Independencia que la de los últimos cien años. Y así tenemos a un montón de jóvenes con una venda en los ojos diciendo que quizá se viviera mejor bajo una dictadura

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¿Qué le debe a sus novelas? ¿Las recomienda para estudiantes de Secundaria?
–Me han leído muchos estudiantes, sí. E incluso míos; cosa que me enorgullece mucho. Pero si algo me está gustando muchísimo es la cantidad de maestros o aspirantes a maestros que están leyendo mis novelas. Muchos de ellos me dicen que, al leerlas, han recobrado incluso parte de ese amor por la docencia que habían perdido. En tiempos en que nuestro trabajo es cada vez más precario, oír eso es muy reconfortante.

 Y a su canal de YouTube, ¿qué le debe? ¿cómo ha evolucionado desde que surgió? 
–A La cuna de Halicarnaso le debo buena parte de todas las cosas buenas que en el terreno profesional me ha llegado. Suelen decirme que fui uno de los primeros docentes que se puso delante de una cámara para compartir sus enseñanzas en Internet. A día de hoy, cientos de miles de estudiantes me siguen viendo a pesar de que ya no puedo dedicar tanto tiempo al canal como antes, porque, junto al despegue de mi carrera literaria, he sido dos veces padre en los últimos años. A pesar de ello, es algo que me niego a abandonar, porque creo que parte de mi identidad (por lo que mucha gente me sigue reconociendo por la calle) está en ese espacio de aprendizaje que abrió una puerta a que muchos otros docentes enseñaran desde sus casas. Espero que el futuro me siga deparando muchas otras historias en la literatura y también nuevos vídeos en Internet para poder enseñar. Por el momento, lo que me depara este verano que termina es tiempo de familia, de playa y de lecturas. Después de un curso agotador y de la gira de lanzamiento de El alumno, no me apetece otra cosa.

¿Qué le parece el hecho de que La península de las casas vacías haya sido uno de los libros del año?
–Pues me parece una de las mayores alegrías que me he podido llevar no solo como lector, sino también como escritor. En los últimos años pesaba sobre los que escribíamos sobre la guerra civil la losa de que quizá ya se había contado demasiado en torno al conflicto (cosa que no comparto en absoluto). Pues bien, el hecho de que David Uclés haya revolucionado el panorama literario con su maravillosa novela nos dice todo lo contrario: que las historias sobre la guerra civil contadas por la generación de los nietos interesan y también son importantes. Así que, por mi parte, solo me queda compartir mi alegría con David, a quien tengo el placer de conocer personalmente.

José Antonio Lucero
José Antonio Lucero, con sus dos últimas creaciones literarias.
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