¡Ahora toca organizarse!
A nivel personal, pocas cosas dan tanta satisfacción como arrastrar una tarea a la columna de “hecho”. © ADOBE STOCK
Septiembre comienza oliendo a cuadernos nuevos, pizarras limpias, ilusiones y nuevos proyectos. Es un mes que mezcla ilusión con un poco de vértigo: alumnado que inicia etapa, claustros que se multiplican, reuniones que no caben en la agenda y decenas de documentos que deben estar listos cuanto antes. La sensación de estar corriendo una maratón sin haber terminado de calentar es bastante común entre los docentes.
En medio de este torbellino, la tecnología puede ser mucho más que un recurso para el aula. Bien gestionada, puede convertirse en nuestra aliada silenciosa para organizarnos mejor, ganar tiempo, y llegar menos agotados al finalizar el trimestre. Porque, seamos sinceros, lo que más necesitamos en septiembre no son horas extra, sino herramientas gratuitas que nos permitan trabajar mejor.
Nada genera más estrés que las fechas que se escapan. Reuniones de coordinación, exámenes de recuperación, claustros extraordinarios… todo se acumula. Aquí, un calendario digital compartido se convierte en un salvavidas.
Plataformas como Outlook o Google Calendar permiten de forma gratuita sincronizar horarios, recibir recordatorios en el móvil y, lo más útil, compartirlos con el equipo docente o incluso con el alumnado. Algunos centros también crean calendarios por niveles para que nadie se pierda en medio del aluvión de correos que recibimos en el día a día. ¿El resultado? Menos olvidos y mucha más claridad.
¿No te ha ocurrido de hacer lluvias de ideas en papeles y libretas sueltas que al final terminaban olvidadas en un armario? Hoy podemos darles una segunda vida en formato digital. Herramientas como Padlet o Miro permiten crear pizarras virtuales que siempre están accesibles.
Son perfectas para planificar proyectos a inicio de curso, organizar ideas en claustro, o diseñar junto al alumnado las normas de convivencia del aula. Además, su carácter visual facilita retomar las conversaciones semanas después, sin tener que empezar de cero.
Si septiembre tiene un enemigo declarado, es la sensación de no llegar a todo. Para esto, los gestores de tareas son un verdadero bálsamo.
Aplicaciones como Trello y Notion permiten organizar proyectos como si fueran tableros de corcho digitales. Podemos anotar cosas pendientes, asignar responsables, poner fechas y ver, de un solo vistazo, qué está en marcha o qué falta por hacer.
Algunos equipos docentes usan este tipo de herramientas digitales para coordinar proyectos interdisciplinares. A nivel personal, pocas cosas dan tanta satisfacción como arrastrar una tarjeta a la columna de “hecho”.
¿Cuántas veces nos han dicho la frase “¡profe, se me borró el trabajo!” o hemos perdido un pendrive en el momento menos oportuno? Apostar por el almacenamiento en la nube evita estas situaciones y ahorra tiempo.
Servicios como Google Drive, OneDrive o Dropbox nos permiten tener todo accesible desde cualquier dispositivo. Lo más interesante es la edición colaborativa en tiempo real. De esta forma, eliminamos el problema de tener decenas de versiones del mismo archivo circulando a través del correo electrónico.
Para quienes empiezan el curso cargados de proyectos compartidos, esta solución no es un lujo, ¡es una necesidad!
Las notificaciones constantes son otro de los retos de septiembre. Con las siguientes herramientas, las automatizaciones van a ser un respiro:
- Todoist permite crear listas con recordatorios recurrentes.
- IFTTT hace posible automatizar rutinas como “si recibo un correo con la palabra acta, añádelo a mi lista de pendientes”.
- Google Keep ofrece notas rápidas con avisos sencillos, para quienes prefieren la ligereza.
No se trata de coleccionar aplicaciones, sino de identificar qué pequeños gestos digitales nos quitan un mayor peso de encima.
Organizarse al empezar el curso no es un capricho, es una estrategia de supervivencia. Cada reunión que queda clara en el calendario, cada tarea marcada como hecha, y cada documento que se comparte en la nube es tiempo ahorrado y preocupaciones que desaparecen.
Y, quizás, ese sea el mayor regalo que podemos darnos en este inicio de curso, la libertad de dedicar nuestra energía a lo que realmente importa. ¿Utilizas alguna de estas herramientas? ¡Cuéntanos tu experiencia y tus trucos para este nuevo curso!



