Mayte Santos: “Yo apuesto por las STEAM + H, con más Humanidades”

La charla comienza con una confesión personal: “Yo soy tradicional”, admite Mayte Santos, jefa del Área de Desarrollo Profesional de Fundación Ibercaja, al hablar de su preferencia por el libro físico frente a la pantalla. No lo expresa como rechazo a lo digital, sino como la necesidad de matizar un debate que a menudo se vive en términos radicales. “Hay que buscar el equilibrio”, resume, frente a una discusión que con frecuencia resulta “un poco bronca”.
José Mª de MoyaMartes, 30 de September de 2025
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Santos reconoce la transformación que ha traído la era digital: “La tecnología ha venido para quedarse, no podemos darle la espalda”. Explica que ha cambiado “la manera de relacionarnos, de adquirir conocimiento” y también “el espacio y el tiempo”. Pero acota su papel: “Tiene que ser siempre un complemento al aprendizaje tradicional”. La lectura, la escritura y la comprensión siguen siendo imprescindibles; lo que aportan las pantallas es la posibilidad de “personalizar el aprendizaje”, aumentar la motivación y favorecer la interacción cuando se utilizan con criterio.

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La tecnología ha venido para quedarse, no podemos darle la espalda

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Pantallas: uso con sentido, no en exceso

Santos evita establecer reglas rígidas. “Dependiendo de los alumnos que tengas en el aula, puedes utilizar más o menos pantallas”, sostiene, cuando se plantea la opción de limitar su uso a un número fijo de horas semanales. “No sé si es poco o mucho”, reconoce, porque lo fundamental es analizar qué necesita cada grupo y con qué objetivo. Y advierte: “La tecnología en exceso sin control puede derivar en dificultades de aprendizaje, en hacer que los niños sean más impulsivos, que tengan menos autocontrol”.

Al mismo tiempo, reivindica el valor del libro: “El libro físico te conecta con la asignatura”, afirma, aunque defiende un modelo híbrido más ajustado a las competencias que requieren los estudiantes de hoy.

STEAM + H: la unión con Humanidades

Cuando se le plantea elegir entre ciencias o letras, Santos amplía el enfoque: “Yo iría a un STEAM más H, con más Humanidades”. Enumera retos globales como el cambio climático, la salud o la inteligencia artificial, para los que no basta con números ni algoritmos. “No todo se va a solucionar con datos, con código”, insiste. Por eso reclama formar a los jóvenes en espíritu crítico y reflexión: “Tienen que ser líderes de su propio aprendizaje”, capaces de distinguir lo coherente de lo que no lo es en un mundo en continuo cambio.

Bienestar y convivencia: prioridad tras la pandemia

Santos señala la salud mental y el bienestar como cuestiones centrales en la escuela actual. Explica que la fundación trabaja “siempre desde la prevención”, con talleres adaptados a cada etapa: en Primaria, sobre pensamiento positivo; en Secundaria, sobre ciberacoso y uso de pantallas; en Bachillerato, sobre adicciones y gestión del estrés. También se acompaña a los docentes con formación para “afrontar conductas disruptivas” y se refuerza la figura del coordinador de bienestar, que considera esencial en los centros educativos.

Vocaciones y orientación: formar para la vida

Santos defiende que la escuela debe ayudar a construir un futuro con sentido. “Tenemos que educar en que sean felices con lo que hacen”, subraya, con curiosidad y pasión por aprender. Advierte de un sistema que “se está cargando las vocaciones” porque orienta demasiado pronto y de manera rígida. Por eso reclama fomentar competencias transversales tanto en humanistas como en tecnólogos, y ofrecer una orientación temprana pero realista. “No todos los niños tienen que ser matemáticos, ingenieros ni tecnólogos”, insiste; lo importante es descubrir y acompañar el talento de cada uno para evitar el abandono escolar.

El cierre de la charla recupera la necesidad de integrar saberes y habilidades. “Los conocimientos son importantes porque sin conocimientos no puedes tener espíritu crítico”, reconoce, pero insiste en que es necesario “poner mucho énfasis en competencias”: comunicación, empatía, resiliencia, gestión emocional. Una educación con propósito, que forme personas capaces de pensar antes de correr.

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No todos los niños tienen que ser matemáticos, ingenieros ni tecnólogos

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