El valor de la natación más allá de la práctica deportiva
Con el inicio del curso escolar, llega también el momento de elegir actividades extraescolares. Entre ellas, aprender a nadar es una de las más completas y útiles. Además de brindar tranquilidad a las familias de cara al próximo verano, ofrece a los niños seguridad en el agua y la posibilidad de disfrutar de múltiples experiencias en entornos acuáticos.
Como director general de la patronal española del sector de la piscina, quiero poner en valor el papel esencial que desempeña el amplio parque de piscinas de nuestro país. Gracias a estas instalaciones, miles de niños pueden aprender a nadar en entornos seguros y controlados. Por ello, resulta fundamental que las administraciones públicas continúen invirtiendo en piscinas municipales, que son infraestructuras de utilidad pública con un alto retorno social.
También conviene recordar la importancia de que el aprendizaje de la natación se realice bajo estándares formativos adecuados. Aunque ASOFAP no tiene competencias directas sobre la práctica deportiva, un reciente estudio elaborado por la asociación revela que solo el 37% de los usuarios aprendió a nadar en cursos de formación reglada. Este dato invita a reflexionar sobre la necesidad de impulsar programas de enseñanza de calidad, impartidos por profesionales cualificados y en entornos seguros.
El aprendizaje de la natación tiene un impacto positivo en la convivencia y la cohesión social. Desde el punto de vista familiar, puede convertirse en un espacio de encuentro intergeneracional
El aprendizaje de la natación, además, tiene un impacto positivo en la convivencia y la cohesión social. Desde el punto de vista familiar, puede convertirse en un espacio de encuentro intergeneracional. Son muchos los abuelos que acompañan a sus nietos a las clases y aprovechan para ejercitarse ellos mismos. Al final de la sesión, compartir unos minutos de juego en el agua fortalece los vínculos familiares y mejora el bienestar físico y emocional de todos.
También existen evidencias de que aprender a nadar favorece la integración social, especialmente entre niños de familias con menor nivel de renta. Su práctica es económica, accesible y profundamente igualitaria. Por eso, desde ASOFAP defendemos la necesidad de invertir en piscinas públicas, sobre todo en los barrios donde más se necesitan espacios de encuentro y oportunidades para la infancia.
La evidencia disponible demuestra que invertir en piscinas es una inversión con impacto positivo: mejora la salud, refuerza las relaciones sociales y fomenta la integración comunitaria. En los últimos años hemos visto crecer la demanda ciudadana por disponer de estas instalaciones, y es alentador comprobar que esta preocupación empieza a ser compartida por formaciones políticas de todo el espectro ideológico.
Ojalá este esfuerzo conjunto contribuya a que cada vez más niños en España aprendan a nadar antes de los nueve años —la media actual—. Será una ganancia tangible en seguridad, salud y bienestar social.
Agustí Ferrer es director general de ASOFAP, la patronal española del sector piscina.
