Ezequiel Molina: “La IA puede cambiar las reglas del juego de la Educación Superior”

Las desigualdades en la expansión de la Educación Superior en América Latina y el Caribe limitan el potencial transformador de la educación terciaria y hacen aún más necesario un uso estratégico de la IA, según un informe del Banco Mundial.
MagisterioMartes, 21 de October de 2025
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Los autores insisten en que el potencial de la IA solo se alcanzará plenamente si se abordan desafíos estructurales. © ADOBE STOCK

“La Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando la Educación Superior (ES), transformando la forma en que los estudiantes aprenden, los profesores enseñan y las instituciones despliegan sus modelos educativos”. Así comienza el informe elaborado por Ezequiel Molina y Exequiel Medina para el Banco Mundial en 2025, un documento que analiza con detalle el impacto creciente de la IA en el ámbito universitario de América Latina y el Caribe (ALC).

Aunque el despliegue de estas tecnologías está generando avances sustanciales, también revela un panorama desigual. Las herramientas basadas en IA han mejorado la eficiencia de los sistemas de asignación estudiantil hasta en un 20% y han incrementado las opciones de los estudiantes mal emparejados en un 38%. Sin embargo, los autores advierten que su adopción en la región es aún fragmentada, “obstaculizada por deficiencias de infraestructura, innovación limitada en IA y desafíos en la capacitación de docentes y retención del talento”.

La expansión de la Educación Superior en ALC ha sido notable, con un crecimiento del 100% en matrículas entre 2004 y 2023, pero las brechas estructurales persisten. En muchos casos, “los estudiantes de los quintiles más bajos representaban solo el 24% de la matrícula total en 2012” y tienden a concentrarse en instituciones de menor calidad. Estas desigualdades, señala el informe, limitan el potencial transformador de la educación terciaria y hacen aún más necesario un uso estratégico de la IA.

Entre el entusiasmo docente y la falta de guías

Uno de los apartados más reveladores del informe se centra en las percepciones del profesorado. Según una encuesta realizada por el Digital Education Council en 2025, “el 86% de los docentes se ve utilizando la IA en la enseñanza en el futuro, y el 66% cree que incorporar la IA es necesario para preparar a los estudiantes para los futuros mercados laborales“.

El 86% de los docentes se ve utilizando la IA en la enseñanza en el futuro

Sin embargo, ese optimismo convive con preocupaciones significativas. “Al 83% le preocupa la capacidad de los estudiantes para evaluar críticamente los resultados de la IA, y el 80% afirma que sus instituciones carecen de directrices exhaustivas sobre IA”. El documento insiste en que sin formación adecuada y políticas claras, estas herramientas pueden amplificar las desigualdades educativas.

Los docentes enfrentan, además, un doble desafío: rediseñar las estrategias pedagógicas y repensar las formas de evaluación. Lejos de una actitud prohibitiva, el texto recomienda que los educadores integren la IA de forma reflexiva, por ejemplo, pidiendo al alumnado que explique cómo ha utilizado estas herramientas en su proceso de aprendizaje.

Tutorías personalizadas y aprendizaje adaptativo

Entre las aplicaciones más prometedoras, el informe destaca los sistemas de tutoría con IA y las plataformas de aprendizaje adaptativo. Un estudio de Harvard de 2024 mostró que “los participantes que utilizaban tutores de IA aprendían más del doble en menos tiempo que los que asistían a clases de aprendizaje activo”.

Los participantes que utilizaban tutores de IA aprendían más del doble en menos tiempo que los que asistían a clases de aprendizaje activo

Casos como Jill Watson, Cogniti o Mateo, desarrollada en la Universidad Austral de Chile, ilustran el potencial de estas tecnologías. Jill Watson, por ejemplo, es un asistente virtual que responde con precisión a preguntas académicas en tan solo 6,8 segundos, y ha demostrado que “los usuarios obtienen mejores notas A (66,2% frente a 62,3%) y menos notas C (3,0% frente a 7,4%) que los no usuarios”.

Por su parte, Mateo se centra en nivelar conocimientos de matemáticas preuniversitarias mediante algoritmos que estiman el dominio del estudiante en tiempo real. Aunque en fase piloto, sus resultados preliminares indican mejoras en la motivación y el compromiso.

Otro ejemplo citado es Cogniti, una solución adaptativa utilizada en instituciones como la Universidad de Sydney, que “redujo las respuestas incorrectas en un 90% y aumentó la confianza de los estudiantes en las discusiones entre compañeros en un 86%”.

El informe destaca también plataformas como Yellowdig y PackBack, que integran la IA para promover el pensamiento crítico, la escritura argumentativa y la participación colaborativa. En el caso de PackBack, se observó que los estudiantes “escribieron mensajes con mayor número de palabras e incluyeron citas el doble que el grupo de control”.

Gobernanza ética y brecha digital: los grandes retos

Los autores insisten en que el potencial de la IA solo se alcanzará plenamente si se abordan desafíos estructurales. “Abordar la equidad digital no es negociable”, señalan con contundencia, haciendo referencia a las carencias de conectividad en zonas rurales y a la necesidad de infraestructuras sostenibles.

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Abordar la equidad digital no es negociable

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Tampoco escapan a la crítica las deficiencias en los marcos normativos. “La gobernanza ética de la IA es imperativa”, remarcan, especialmente en lo relativo a la protección de datos, el sesgo algorítmico y la transparencia en los procesos automatizados.

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La gobernanza ética de la IA es imperativa

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Uno de los riesgos más relevantes es la posibilidad de que estas herramientas “amplifiquen inadvertidamente las desigualdades educativas existentes, afectando en particular a los estudiantes de comunidades desfavorecidas y a los que no hablan su lengua materna”.

Frente a estos riesgos, el documento aboga por una estrategia de integración que combine tecnología, pedagogía y política. “La IA no debe ser vista como un reemplazo de la experiencia humana, sino más bien como una herramienta complementaria para mejorar y escalar el impacto educativo”, concluyen.

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