¿Hablas conmigo... DECINE? con Blanca Soroa y Miguel Garcés, protagonistas de 'Los domingos'
Nueva entrega de ¿Hablas conmigo… DECINE?, y esta vez conversamos con Blanca Soroa y Miguel Garcés, protagonistas de Los domingos, la nueva película de Alauda Ruiz de Azúa, directora de Cinco lobitos, que acaba de conquistar la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. Frente a las luces y alfombras rojas, la película se adentra en un terreno mucho más íntimo, el de una joven que, en plena adolescencia, decide ingresar en un convento de clausura.
Blanca Soroa debuta en el cine con una madurez sorprendente, encarnando a Ainara, una adolescente que busca su lugar en el mundo mientras se enfrenta a las incomprensiones de su entorno. Frente a ella, Miguel Garcés, actor con una larga trayectoria teatral y recientemente visto en 20.000 especies de abejas o Bellas Artes, interpreta a su padre, un hombre que no entiende la vocación de su hija y que, sin embargo, debe aprender a amar desde la distancia.
La fe como punto de partida de Los domingos
El primer hilo de la conversación con Alba y Garcés es la idea del salto al vacío. Ainara decide encerrarse en un convento, pero esa fe que la impulsa no es tan distinta de la que necesita cualquier artista para lanzarse a una profesión incierta. “Tienes que creer que puedes vivir de esto”, admite Garcés, estableciendo un paralelismo entre la vocación religiosa y la artística. La película, de hecho, habla tanto de creer en algo, como de sostenerse en medio de la duda.
A lo largo del rodaje, ambos actores trabajaron con Alauda Ruiz de Azúa en un proceso de improvisación que les permitió construir una relación padre-hija. De esos ensayos, explican, surgieron silencios cargados de sentido, gestos pequeños que sostienen el drama familiar. La gran escena de la comida dominical, uno de los momentos más tensos del filme, fue para ellos un punto de inflexión. La tensión que se respira en pantalla fue tan real como catártica. “Era un día complicado, con muchas energías tirando en direcciones distintas”.
Más allá del conflicto generacional, Los domingos se atreve a mirar la fe sin prejuicios. Su directora plantea una película que ni predica ni juzga, sino que invita a reflexionar sobre la búsqueda personal. Como dice Garcés, el espectador llega con su “mochila” de creencias, pero la cinta le obliga a mover sus propios pilares.
Una familia como cualquier otra
Soroa describe a los adolescentes como más permeables, “con menos mochila”, capaces de empatizar con lo diferente. En Los domingos, son precisamente los amigos de Ainara quienes menos la juzgan, frente a los adultos que se aferran a sus ideas. Esta contraposición generacional da forma a una reflexión sobre la tolerancia y la comprensión, sobre cómo el amor, ya sea paterno, espiritual o la amistad, implica aceptar lo que no se entiende. La actriz destaca que, aunque el tema religioso pueda parecer ajeno a su generación, la película habla de algo universal, los conflictos familiares, las expectativas, la búsqueda del propio camino.
Miguel Garcés, por su parte, subraya la mirada humanista de la cinta. En los coloquios tras el estreno, cuenta, tanto creyentes como ateos salieron conmovidos por la honestidad de la película. Algunos espectadores religiosos la agradecieron como una representación respetuosa, otros, alejados de la fe, reconocieron haber comprendido emociones que no esperaban compartir.


