Menos del 20% de los niños con autismo acude regularmente a actividades extraescolares
Para la infancia con autismo es fundamental focalizar la búsqueda de actividades en aquellas adecuadas a sus intereses, capacidades y necesidades específicas. © ADOBE STOCK
Tras la jornada escolar, los niños necesitan desconectar de las clases realizando actividades motivadoras para ellos, pero que, al mismo tiempo, les enriquezcan. No obstante, el acceso a actividades extraescolares es un privilegio para la infancia neurodivergente. Solo el 18% de los niños con autismo puede acceder de manera habitual a las actividades fuera del horario escolar en España. Asimismo, la percepción de las familias es negativa: el 82% consideran que no existen actividades ni recursos ni propuestas adaptadas. Esta carencia obliga a muchos progenitores a asumir una sobrecarga familiar, lo cual dificulta la conciliación de la vida personal y profesional.
Desde EMPOWER, organización que trabaja en el ámbito de la mediación cultural y la educación, aseguran que esta falta de inclusión limita los derechos de la infancia con autismo, pues no disponen de las mismas ofertas de ocio extraescolar que el resto de niños. La CEO de EMPOWER, Laura Donis, afirma que “el ocio sigue siendo un privilegio, no un derecho garantizado“.
Donis también insta a “conseguir un modelo de ocio accesible, justo y transformador, donde todos los niños y niñas —con o sin discapacidad— tengan derecho a vivir experiencias culturales y educativas compartidas”. Por ello, para detectar si una actividad extraescolar está pensada y preparada para la infancia neurodivergente, la experta ha enumerado una serie de pautas.
La distancia
Uno de los principales factores que dificulta el acceso al ocio extraescolar es la distancia. Especialmente en las zonas rurales la oferta de actividades es menor, lo que obliga a los padres a desplazarse varios kilómetros. En muchos casos, prefieren renunciar a ellas. Laura Donis explaya que, en consecuencia, el abandono del ocio extraescolar “genera aislamiento, inequidad territorial y una vulneración sistemática del derecho al acceso a la cultura, al juego y a la participación comunitaria”.
La individualización
Para la infancia con autismo es fundamental focalizar la búsqueda de actividades en aquellas adecuadas a sus intereses, capacidades y necesidades específicas. Para disfrutar de una experiencia positiva y sostenible, es recomendable organizar rutinas claras e incluir apoyos visuales, siempre y cuando no supongan una sobrecarga sensorial que los abrume.
Las actividades más ventajosas para ellos son aquellas fomentan el bienestar, la autonomía, la socialización y la expresión personal de los pequeños, como la robótica educativa, el arte sensorial o los deportes adaptados. La experta de EMPOWER insiste en apremiar la participación, y no solo el rendimiento.
Por otro lado, es imprescindible mantener la comunicación entre las familias y el monitor que dirija la actividad.
El periodo de adaptación
Ante cualquier proyecto nuevo, todo ser humano requiere de un proceso de adaptación que le habitúe a la nueva rutina. Para dotar a cualquier actividad de inclusividad es necesario “diseñarla con cuidado, accesibilidad y sentido”. Laura Donis recomienda implementar un periodo de adaptación con el empiece de sesiones cortas y baja carga sensorial, con el fin de adecuar gradualmente las clases a las necesidades del infante.
Generar espacios seguros
En la misma línea, Donis ha subrayado la importancia de crear entornos amables y seguros, respetar los tiempos del niño, conocer a los profesionales y anticipar quién estará presente. Para mayor comodidad del niño o niña, los progenitores pueden visitar el espacio donde se desarrolle la actividad, de tal forma que se familiaricen con el nuevo entorno fuera de su núcleo social habitual.
La inclusividad beneficia a todo el grupo
La inclusión de niños neurodivergentes en grupos de ocio ordinarios incentiva el apoyo, el respeto y la empatía. Así, el resto de los integrantes aprenden a desarrollar habilidades de colaboración en la convivencia con la diversidad.
Acceso al ocio extraescolar: un derecho fundamental
Laura Donis concluye que el acceso al ocio es una cuestión de derechos fundamentales: “derecho al juego, a la participación cultural, a la igualdad de oportunidades y a la conciliación familiar”. La CEO de EMPOWER destaca que la inversión en accesibilidad es sinónimo de inversión en “comunidad”, “justicia” y “futuro”.



