Códigos QR: enseña a escanear con sentido
Muchos códigos QR maliciosos utilizan frases anzuelo como "Accede gratis" o "Gana un premio". © ADOBE STOCK
Durante los últimos años, los códigos QR se han convertido en una herramienta cotidiana. Permiten enlazar vídeos, documentos o formularios en segundos. Sin embargo, esa misma inmediatez que los hace tan útiles, puede convertirlos en una puerta de entrada a riesgos digitales si no se utilizan con precaución.
Hoy en día, basta con apuntar la cámara del móvil hacia un cartel, una mesa o una etiqueta para acceder a un enlace. Sin embargo, ¿sabemos realmente a dónde nos lleva ese código? ¿Quién lo ha generado? Así pues, aquí os mostramos el lado menos visible de los QR y unas pautas sencillas para usarlos de forma segura y educativa.
El potencial educativo de los QR es innegable. Permiten acceder a vídeos explicativos, ampliar contenidos o realizar actividades de gamificación en el centro. Son rápidos, atractivos y ahorran tiempo: basta con imprimir un pequeño cuadrado para que el alumnado acceda directamente al recurso deseado.
Sin embargo, esa aparente sencillez puede inducir a la confianza ciega. En el entorno educativo, donde el alumnado está cada vez más acostumbrado a escanear sin pensar, conviene recordar que un QR no deja de ser un enlace. Por eso, al igual que los correos o las páginas web, ese enlace también puede ser manipulado con fines maliciosos.
Estos últimos meses se ha registrado un aumento notable de los llamados quishing (phishing mediante QR). Este tipo de fraude consiste en colocar códigos QR falsos sobre los auténticos, o en distribuirlos por redes sociales y carteles para conducir a páginas que imitan servicios reales (bancos, plataformas de envío, encuestas,…).
Al escanearlos, el usuario puede ser redirigido a un sitio que robe sus credenciales, instale software no deseado o recopile datos personales. En algunos casos, ni siquiera es necesario descargar nada: solo con visitar la página web, se ejecutan scripts que obtienen información del dispositivo o del navegador.
Estos riesgos se amplifican si se utilizan dispositivos compartidos o si el alumnado escanea códigos de procedencia desconocida. No se trata de generar alarma, sino de promover una mirada crítica ante lo que escaneamos.
Existen algunas señales que pueden ayudarnos a identificar QR poco fiables:
- Procedencia dudosa: Si aparece en un lugar extraño, desconfía (una farola, una mesa o un cartel sin logotipo).
- Superposición visible: Si el código parece pegado encima de otro o manipulado, podría ser falso.
- Promesas llamativas: “Gana un premio” o “Accede gratis” son reclamos típicos del phishing.
- Solicitudes de datos personales: Ninguna página legítima necesita tus credenciales tras un simple escaneo.
En el aula, es útil realizar pequeños ejercicios con el alumnado para aprender a distinguir QR seguros y no seguros. Del mismo modo, resulta útil también analizar correos o mensajes sospechosos en las sesiones de competencia digital.
Existen muchas formas de minimizar los riesgos sin renunciar a la utilidad pedagógica de los QR:
- Utilizar generadores de códigos fiables que no inserten enlaces ocultos ni rastreadores, como este de Canva.
- Evita QR que redirijan a páginas desconocidas.
- Utiliza aplicaciones que muestren la URL antes de abrirla, para poder decidir si acceder o no.
- Prueba siempre el QR antes de compartirlo con el alumnado.
- Si se comparten recursos propios (Drive, vídeos, formularios,…), configúralos con permisos adecuados y sin acceso público innecesario.
- Fomenta la responsabilidad digital. Aprovecha estas actividades para hablar de privacidad, seguridad y pensamiento crítico.
Los códigos QR pueden seguir siendo una herramienta excelente en educación. Algunas ideas pueden ser:
- Museo interactivo en el centro: El alumnado crea carteles, obras o inventos y genera un QR que enlace a un audio o vídeo explicativo grabado por ellos mismos.
- Yincana digital: Cada código conduje a una pista o pregunta que debe responderse para avanzar.
- Rincón de lectura aumentada: Enlaces en los libros del aula a reseñas, tráileres o actividades complementarias.
En todas estas propuestas, el valor educativo reside tanto en la creación del contenido como en el aprendizaje sobre la verificación digital. Ambos son aspectos clave de la competencia digital docente y del alumnado.
En un mundo donde cada vez más objetos, carteles y productos incluyen un código QR, la alfabetización digital también pasa por enseñar a escanear con sentido. No se trata de desconfiar de la tecnología, sino de comprenderla y utilizarla con criterio. Así, los códigos QR podrán seguir formando parte de nuestra vida educativa. Y tú, ¿te sabías estos tips? ¡Te escuchamos!




