El 60% de los institutos rechaza la prohibición de impartir Historia de España en inglés
Después de casi un año de la aprobación del Decreto 59/2024 de la Comunidad de Madrid por el cual se prohíbe impartir la asignatura de Historia de España en inglés en los institutos públicos madrileños, el debate sigue abierto en la Comunidad; el 60 % de los centros se muestra en desacuerdo con la decisión considerándola un agravio comparativo que afecta tanto a docentes como a alumnos, según el último estudio de la Asociación Enseñanza Bilingüe y la Asociación de Directores de Institutos Públicos de Madrid.
El mismo informe advierte que la enseñanza bilingüe en los institutos públicos de Madrid atraviesa un momento crítico: sólo la mitad de los centros supera los estándares mínimos de calidad necesarios para obtener el sello de excelencia bilingüe y pone de relieve la pérdida general de calidad, la falta de apoyo institucional y una formación del profesorado que no se adapta a las necesidades actuales.
Hablamos con Rodrigo García López, profesor de Geografía e Historia del IES Ramiro de Maeztu, uno de los institutos públicos más reconocidos de la capital, para conocer de primera mano el estado del programa bilingüe de la Comunidad.
¿Cuánto tiempo lleva trabajando en un centro bilingüe de la Comunidad de Madrid y cómo describiría su experiencia?
–Este es mi séptimo curso trabajando en un centro bilingüe de la Comunidad de Madrid. Como balance general, puedo decir que está siendo una experiencia fantástica. De hecho, decidí venir a trabajar a Madrid porque considero que es el mejor programa bilingüe de España.
¿Cree entonces que el programa bilingüe madrileño ha cumplido sus objetivos?
–Los objetivos iniciales del programa eran mejorar el nivel de inglés de los alumnos, de manera que pudieran desenvolverse en cualquier asignatura, ya fuera Historia, Biología o Física. En mi experiencia, esto se ha logrado con éxito. Además, el último estudio de la Consejería de Educación sobre los resultados de los alumnos en la PAU (2018) indica que no hay diferencias significativas entre las medias de los alumnos bilingües y no bilingües, lo que refuerza la idea de que el programa cumple sus objetivos educativos sin comprometer la formación académica general.
Sin embargo, el último estudio de la Asociación Enseñanza Bilingüe y la Asociación de Directores de Institutos Públicos de Madrid (ADIMAD) apunta a una formación insuficiente del profesorado…
–Los problemas que enfrenta la enseñanza bilingüe son, en gran medida, los mismos que afectan a todos los docentes. Hacen falta salarios más competitivos para atraer a los mejores estudiantes al profesorado, ratios más bajas para permitir una enseñanza verdaderamente personalizada, y menos horas lectivas para poder formarnos en todos los aspectos educativos y preparar clases de calidad. Además, muchos centros carecen de recursos materiales adecuados, como ordenadores o espacios como salones de actos. Si la Consejería invirtiera en estos aspectos, la calidad de todas las enseñanzas mejoraría significativamente. Al final, se trata de una cuestión de voluntad política.
Desde su experiencia, ¿cómo ha evolucionado la metodología bilingüe en los últimos años?
–Una de las consecuencias más positivas de la enseñanza bilingüe ha sido el impulso de la investigación en este ámbito. Tras más de 20 años de estudios sobre CLIL (Content and Language Integrated Learning), se ha avanzado mucho en conocimiento y prácticas. España se encuentra a la vanguardia de la investigación en enseñanza bilingüe, con grupos destacados como el de la Universidad Autónoma de Madrid y congresos especializados, como el de Enseñanza Bilingüe. El estudio de Iwaniec y Halbach demuestra que los profesores bilingües no solo se forman en el idioma extranjero que enseñan, sino también en las metodologías pedagógicas necesarias para impartir las materias de manera efectiva. En este sentido, el bilingüismo se ha convertido en un vehículo para introducir en España metodologías que ya se aplican en otros países de Europa y en Estados Unidos, a través de los docentes que trabajan en los centros bilingües.
Centrándonos ahora en la medida de prohibir impartir Historia de España en inglés, ¿qué opinión le merece esta decisión?
–Considero lógico que se estudie en castellano, ya que los protagonistas de nuestra historia se expresaron principalmente en ese idioma y muchos de sus documentos están escritos en él. Al mismo tiempo, creo necesario aprender Historia del Mundo en inglés y otros idiomas siempre que sea posible. En mis clases intento incluir documentos en alemán y francés siempre que puedo, además de español e inglés.
¿Cómo afecta esta normativa a su trabajo diario en el aula?
–Para mí, el bilingüismo es una ilusión positiva: no tengo problema en usar dos lenguas con el mismo grupo de alumnos, y ellos tampoco lo tienen ni me lo han comentado. El problema no está en el idioma, sino en la gestión y en las restricciones impuestas desde fuera.
¿Considera que enseñar Historia —una asignatura con gran carga conceptual y reflexiva— en inglés puede dificultar la comprensión del alumnado?
–Hace dos años impulsé un movimiento para que la asignatura de Geografía e Historia continuara en el programa bilingüe de la Comunidad de Madrid. Enseñar Historia en inglés es, sin duda, enriquecedor: permite formar estudiantes que, al recibir educación bilingüe, es decir, en dos idiomas, están más abiertos a comprender la historia y geografía del mundo. La tesis doctoral de Elena del Pozo, presentada en la UAM, concluye que no existen diferencias en el aprendizaje de Historia entre alumnos bilingües y no bilingües en Madrid. De hecho, los resultados en el examen de Historia de España de la PAU son iguales o superiores en los estudiantes bilingües que han cursado el programa durante 10 años. No hay evidencia científica que indique que impartir Historia en inglés sea perjudicial.
Algunos centros sostienen que esta restricción discrimina a los programas bilingües en inglés frente a los de otros idiomas. ¿Cree que hay un trato desigual en función de la lengua vehicular?
–Me parece fantástico que se estudie Geografía e Historia en francés o alemán. Sin embargo, limitar la enseñanza en inglés crea un agravio comparativo entre los programas, ya que los estudiantes de secciones de inglés no tienen la misma posibilidad de acceso a materiales y metodologías que en otros idiomas.
Más allá del debate lingüístico, ¿cuál considera que debe ser el verdadero objetivo del programa bilingüe?
–El objetivo principal debe ser que los alumnos aprendan inglés y castellano en paralelo, al mismo tiempo que desarrollan habilidades de pensamiento y adquieren los contenidos de cada asignatura. El programa bilingüe forma parte del sistema educativo de Madrid: algunas asignaturas se enseñan en castellano y otras en una lengua extranjera, pero siempre garantizando que se desarrollen tanto las competencias lingüísticas como los conocimientos disciplinares.
Finalmente, ¿qué tres cambios cree que serían necesarios para mejorar la educación bilingüe en Madrid y lograr un equilibrio entre lengua y conocimiento?
–Primero, salarios más competitivos para atraer a los mejores estudiantes a la profesión docente. Segundo, reducir las horas lectivas y complementarias para que los profesores puedan formarse y preparar mejor sus clases. Y tercero, bajar las ratios para permitir una enseñanza más personalizada. Cuando las condiciones materiales y laborales sean adecuadas, el profesorado podrá desarrollarse profesionalmente y, a su vez, mejorar significativamente la calidad del programa bilingüe.

