La disectología: pasión por resolver rompecabezas

Hacer puzles con niños de entre 5 y 7 años fomenta su desarrollo cognitivo, emocional y social, según la profesora de Inglés de la Escuela Betània-Patmos (Barcelona), Ana Leeds.
Ana LeedsJueves, 14 de August de 2025
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La disectología es un concepto que se emplea para designar a aquellas personas que disfrutan resolviendo rompecabeza en sus ratos libres, como los puzles © ADOBE STOCK

Durante el curso 2024/2025, los alumnos de primero de Primaria de la profesora de Inglés, Ana Leeds, han podido experimentar el refuerzo positivo en su enseñanza a través de la creación de puzles. Tras largos años recopilando tarjetas navideñas usadas y un amplio archivo de imágenes plastificadas, Leeds ha estado recompensando el esfuerzo de sus estudiantes gracias a la disectología.

La disectología es un concepto que se emplea para designar a aquellas personas que disfrutan resolviendo rompecabezas en sus ratos libres, como los puzles. De esta manera, los disectólogos, unidos en su afición, crean un espacio de encuentro y de conexión.

Cómo se desarrolló la actividad

En primera instancia, la actividad disectológica propuesta por la profesora de la escuela barcelonesa estaba destinada a aquellos alumnos que terminaban pronto sus tareas de clase. El objetivo era empezar un puzle sin disponer de ninguna imagen de referencia. En algunas ocasiones se correspondía a una estación del año o estaba relacionada con alguna festividad, como Navidad, Halloween o El Día del Libro.

Formando grupos de dos, tres y cuatro personas, los niños de primero colaboraban para obtener la imagen final, sin tener ninguna pista de cuál sería. “Se generaba una sensación de euforia inmediata, realmente contagiosa que impulsaba a otros compañeros a querer conseguirlo”, asegura Leeds.

De alumnos a disectólogos

La iniciativa causó puzlemanía entre los infantes. Incluso los que no terminaban con tanta ligereza sus deberes comenzaron a finalizarlos antes, o pedían a los más rápidos que les esperasen para realizar la actividad.

Ante el furor generalizado y para que ningún niño quedara excluido, la profesora británica decidió establecer un espacio de tiempo para hacer puzles en parejas cada dos semanas. De esta manera, toda la clase podría disfrutar de la ocupación sin tener que cambiar su ritmo de trabajo.

Las mesas fueron dispuestas de dos en dos con un puzle en cada par; cada vez que la profesora daba una señal, la pareja de alumnos debía desplazarse a otro dúo de meses y continuar con el puzle que habían dejado otros, así sucesivamente hasta que todos estuvieran resueltos.

Las ventajas de la dinámica

  1. Desarrollo cognitivo: la resolución de los enigmas visuales favorece el pensamiento lógico, la planificación y la toma de decisiones, así como la atención y concentración. Para ello, los alumnos deben recordar formas, colores y localizaciones de las piezas, lo cual mejora su memoria visual a corto y largo plazo. Asimismo, aprenden a reconocer formas y patrones.
  2. Motricidad fina: la manipulación de piezas pequeñas, como suelen ser las de un puzle, fortalece los músculos de la mano y mejora la coordinación óculo manual. La ejercitación de la motricidad ayuda a la escritura, e incluso es beneficiosa en tareas tan cotidianas como abrocharse un botón.
  3. Habilidades emocionales: la finalización de un puzle requiere paciencia y tolerancia a la frustración, dado el tiempo y el esfuerzo que supone. No siempre les saldrá a la primera. Sin embargo, la sensación de logro al completarlo incrementa su autoestima, por lo que la espera merecerá la pena.
  4. Habilidades sociales: al trabajar en grupo necesitarán dialogar, negociar y respetarse, por lo que aprenderán a cooperar y a comunicarse desde bien pequeños.
  5. Fomento del lenguaje: cuando llevan a cabo un rompecabezas deberán describir las piezas o discutir la estrategia que harán para completarlo, enriqueciendo su vocabulario y habilidades de expresión.

Otras posibilidades disectológicas

Ana Leeds propone otro tipo de rompecabezas que también utilizan el puzle como herramienta para su desarrollo. Por ejemplo, puzles para formar palabras o frases, un rompecabezas trabajado por grupos para después unirlo en uno e incluso una búsqueda del tesoro para encontrar todas las piezas que resuelvan el puzle.

En suma, los creadores del juego pueden ser los propios alumnos. Cada uno de ellos puede traer varias imágenes y dibujos propios, juntándolos en una cartulina donde irán pegados y, posteriormente, recortados en forma de pieza de puzle.

A través de la creatividad y el refuerzo positivo los más pequeños incentivarán sus habilidades realizando rompecabezas, lo que impulsa su desarrollo intelectual, afectivo y social, al mismo tiempo que disfrutan del juego.

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