Carlos J. González Serrano: “Es mucho más relevante desarrollar la imaginación que saber utilizar un ordenador”

Hablamos con Carlos J. González Serrano, filósofo, escritor y presentador en RNE y TVE, sobre educación y nuevas tecnologías: "Mi máxima como profesor es: ejerce el derecho a imaginar más allá de tus yugos. Primero hay que saber preguntar y después, si cabe, una respuesta".
MagisterioLunes, 1 de September de 2025
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El escritor y profesor Carlos Javier González.

Carlos Javier González Serrano es profesor de Filosofía y Psicología, orientador escolar y escritor. En RNE dirige el podcast ‘A la luz del pensar’, en TVE la sección ‘El lugar que piensa’ en ‘Para todos La 2’ y en la Fundación La Caixa el Café Observatorio Social. Con él hablamos sobre educación y nuevas tecnologías, sobre nuestro mundo y el que queremos crear, durante su paso por los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC).

Escribir a mano vs escribir a ordenador. ¿Hay alguna diferencia? Sí, la hay. “El mundo es finito pero las tecnologías digitales son, en principio, infinitas. Lo que hace la escritura a mano es recordarnos nuestra finitud y poder jugar con ella, de tal manera que cuando uno está escribiendo se reconecta con su propio cuerpo. En términos cognitivos, hay algo muy importante que conecta la mano con nuestro cerebro”, explica González Serrano.

Él profesor de Filosofía cree que, en las pantallas, “el dedo va cada vez más por libre” mientras que, “en una libreta, tú tienes que apuntar. Hay manchas de tinta. Tienes que tachar o que coger el típex. Quedan huellas”. Por eso, está convencido de que “la escritura lo que nos hace es enfrentarnos a nuestra finitud, no como algo condenable, no como algo negativo, sino como lo que somos: un ser que en la finitud busca sentido”.

Ordenadores en el aula

Preguntado por si es un error introducir ordenadores como herramienta básica de trabajo desde el primer curso de la ESO, el profesor responde: “Tenemos que plantear la pregunta adecuada, que no es ‘tecnología sí o tecnología no’, sino qué proyecto educativo queremos y qué tipo de alumnado queremos formar. Cuando formamos no solo enseñamos, también estamos, literalmente, moldeando a un individuo”.

“Luego, ¿en qué le estamos moldeando? ¿En qué estamos formando? Y, en segundo lugar, que la tecnología no sea una delegación de nuestra inteligencia, que no decida por nosotros una máquina, una inteligencia artificial. Mi máxima como profesor es: ejerce el derecho a imaginar más allá de tus yugos. Primero hay que saber preguntar y después, si cabe, una respuesta”, defiende el orientador escolar.

A su juicio, “tiene que haber cierto uso de la tecnología en el aula, pero no tiene que ser un uso que venga concebido desde la convicción de que la tecnología es neutral. La tecnología no es neutral y, cuando la estás utilizando, entras en unas reglas del juego que aceptas implícitamente”. Así que para González Serrano tecnología “sí, pero no a todas horas”. Y va más allá: “Yo pondría una reglamentación. Por ejemplo, una hora a la semana”.

Para dejar claro su punto de vista nos lleva a situaciones más concretas. Digamos que “vamos a trabajar con esto, porque te voy a enseñar cierta competencia digital para hacer un currículum. Pero, para hacer un currículum, tienes que imaginar antes cómo te vas a hacer atractivo para la persona que te contrata. Luego, es mucho más relevante desarrollar la imaginación que saber utilizar un ordenador, porque tú puedes contratar a alguien para que te haga el currículum, pero la gente no puede imaginar por ti”.

Lectura militante

“Creo que la lectura militante, en clase, con tus alumnos, digiriendo un texto, me da igual de quién sea, de Lorca, de Rosalía de Castro o de Silvia Plath. Leyendo con, es muy importante la preposición. En estar con tus alumnos ante un texto”, destaca el profesor. “Te das cuenta de que ese texto te está inquiriendo, te está preguntando, está demandando algo de ti para estar a favor, para estar en contra, para disfrutar. Ese estar en compañía es muy importante para la creación del criterio propio”.

Más aún, el filósofo cree que este ‘criterio propio’ de la persona se forma mucho más allá de los límites de la escuela y que madres, padres y demás agentes del entorno cercano pueden hacer mucho por contribuir a su creación: “En casa, que las familias fomenten el desarrollo de la imaginación a través de ‘vamos a inventar un cuento’ o ‘vamos a pasear y a imaginar que somos una princesa y un príncipe, un troll y una troll’. Imaginar, imaginar historias’.

Porque, “cuando uno se pone a imaginar, crea lugares distintos de los habituales por los que poder transitar. Y en ese darte con el mundo de manera improvisada, es cuando tienes que generar un criterio propio, de tal manera que no todo esté predispuesto desde ya”.

Bibliotecas contra el ruido

El profesor González Serrano reivindica la biblioteca como espacio de silencio, recogimiento y quietud. “Hoy todo hoy nos hace ir hacia afuera, hacia el estímulo de fuera, pero nada nos hace ir hacia adentro para saber a qué estímulos quiero hacer yo caso”, considera.

“La biblioteca es un lugar que arremolina a partir de la palabra. Allí uno va porque la palabra crea el silencio. Paradójicamente, los libros, estás rodeado de libros y esas palabras son murallas frente al ruido exterior”, afirma el filósofo.

Él está convencido de que “la gente, cuando va por la calle, se mete muchas veces a los templos, sean de la adscripción religiosa que sean, y a las bibliotecas para respirar un poco. Aunque no vaya a ejercer, a extraer un libro y leerlo. Pero la gente necesita pausa, necesita silencio. Y las bibliotecas lo que hacen es darte reparo. Reparo en el doble sentido: paras y recapacitas, y te repara, casi terapéuticamente”.

La tecnología no es neutra

González Serrano está convencido de que la tecnología no es neutra, aunque nos la vendan como tal. “Todo depende de cómo la uses. Todo depende del uso que le des porque te da una manera muy determinada y unas posibilidades muy concretas, específicas, cerradas y limitadas de interactuar con el mundo”.

Y hace la siguiente reflexión: “La tecnología te dicen ‘tú, a través de la nube, a través de Internet, puedes acceder al mundo’. La pregunta es, ¿a qué mundo? No puedes oler una flor y te dirán ‘en algún momento llegarán las fragancias a Internet’. Pero no puedo tocar el cuerpo de la persona a la que amo a través de Internet, ni me puedo enfrentar a lo que más visceralmente pide el ser humano lo que, como diría María Zambrano, sale de sus entrañas: los anhelos de ser escuchado, de ser querido, de compartir, al fin y al cabo, con otros seres humanos. La tecnología limita las posibilidades del existir humano”.

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