Francisco Belil: “Queremos una universidad más dual y más conectada con la empresa”

El vicepresidente de la Fundación Bertelsmann clausuró el acto de conmemoración por los 30 años de la entidad en España con un discurso en el que manifestó que su intención no es acompañar el sistema, sino transformarlo.
MagisterioViernes, 3 de October de 2025
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Francisco Belil, vicepresidente de la Fundación Bertelsmann; Clara Bassols, exdirectora; Christoph Mohn, presidente del Comité de Dirección, y Carmen Sebrango, nueva directora, soplan las velas del 30 aniversario de la fundación.

“Gracias por acompañarnos en este día tan especial”, comenzó Francisco Belil, vicepresidente de la Fundación Bertelsmann, al clausurar el acto de conmemoración por los 30 años de la entidad en España. La cita, celebrada en el Espacio Bertelsmann de Madrid, reunió a un centenar de personas vinculadas al proyecto, en una velada que combinó discursos institucionales, piezas de violín y violonchelo en directo y una cena en la que participaron representantes del ámbito educativo, empresarial y del tercer sector.

La celebración estuvo presidida por Christoph Mohn, presidente del Comité de Dirección de Bertelsmann, y sirvió también para anunciar un relevo clave: Carmen Sebrango asume la dirección general de la Fundación, en sustitución de Clara Bassols, quien deja el cargo por motivos de edad tras una década al frente. Según publicó MAGISTERIO, Sebrango cuenta con una sólida trayectoria vinculada al ámbito educativo y a la empleabilidad juvenil, y su incorporación representa una apuesta por reforzar el impacto institucional de la Fundación en la próxima etapa.

Agradecimiento, alegría y aspiraciones

Belil estructuró su intervención en tres bloques que, como él mismo subrayó, compartían una letra inicial: agradecimiento, alegría y aspiraciones.

En primer lugar, expresó su gratitud a todos los que han hecho posible la trayectoria de la Fundación en estas tres décadas. Después compartió la satisfacción por lo vivido, por los logros alcanzados y por el compromiso mantenido. Y finalmente, en la parte central de su intervención, desgranó las aspiraciones de futuro, articuladas en torno a cuatro grandes objetivos estratégicos.

“Nuestra aspiración se resume en una frase: queremos transformar el sistema, no acompañarlo”, afirmó con claridad. Esa voluntad de incidir en las estructuras y no solo en los programas se traduce, según explicó, en cuatro líneas de acción para los próximos años:

Cuatro prioridades para una nueva etapa

La primera de ellas es avanzar hacia la dualización completa de la Formación Profesional, integrando plenamente el aprendizaje en la empresa como parte estructural del proceso formativo. Según Belil, esto permitiría adecuar la formación a las necesidades del entorno productivo y reducir el desajuste entre sistema educativo y mercado laboral. “Tenemos que cerrar la brecha entre lo que enseñamos y lo que el mundo necesita”, insistió.

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Tenemos que cerrar la brecha entre lo que enseñamos y lo que el mundo necesita

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En segundo lugar, subrayó la necesidad de impulsar una universidad más dual, con mayor conexión con el tejido empresarial y con una atención especial a la empleabilidad de los egresados. Esta transformación, según señaló, requiere superar inercias y promover fórmulas innovadoras de colaboración entre instituciones académicas y empresas.

Como tercera prioridad, defendió la importancia de extender una orientación profesional de calidad a todos los jóvenes, especialmente a aquellos que más la necesitan. Para Belil, la orientación debe ser un derecho garantizado y no un servicio desigual: “La orientación no puede depender del azar ni del código postal”.

Por último, el vicepresidente de la Fundación apeló a fomentar la participación activa de los jóvenes en el diseño de las políticas que les afectan, y no tratarlos solo como destinatarios pasivos. Reivindicó su voz en la toma de decisiones como un componente clave de la calidad democrática y de la eficacia institucional.

Una Fundación que se piensa como agente de transformación

El tono general de la intervención fue más político que conmemorativo. Belil no sólo repasó los avances realizados, sino que planteó una hoja de ruta ambiciosa. Desde su perspectiva, el rol de la Fundación Bertelsmann no puede limitarse a impulsar proyectos aislados, sino que debe orientarse a incidir de forma directa en el sistema educativo, formativo y laboral, con una lógica de corresponsabilidad entre actores públicos y privados.

Treinta años después de su fundación, y con una nueva dirección al frente, la entidad abre una etapa en la que el foco estará puesto en la articulación de políticas duraderas, en el fortalecimiento de las alianzas y en el protagonismo real de los jóvenes en el diseño de su futuro.

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Nuestro compromiso es con los jóvenes, pero también con el país

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