Concepción Roldán: “Recuerdas mucho más lo estudiado en un libro de texto que en una pantalla”

En este episodio de La Charleta Educativa, Concepción Roldán, directora editorial de productos y servicios de Anaya y con más de treinta años de trayectoria en el sector, reflexiona sobre el papel del libro de texto en la era digital, los límites del uso de la tecnología en el aula y el valor del trabajo editorial frente a los movimientos de creación docente de materiales.
José Mª de MoyaMartes, 21 de October de 2025
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“La tecnología refuerza el aprendizaje… solo si se usa con sentido pedagógico”. Así resume Concepción Roldán, directora editorial de productos y servicios de Anaya, su postura ante el debate educativo más recurrente del presente: papel versus pantalla. Durante su intervención en el podcast La charleta educativa, Roldán defendió con firmeza la utilidad del libro de texto y criticó los enfoques digitales carentes de propósito formativo. “No tiene sentido estar en un aula con 25 alumnos mirando la tablet”, apuntó.

Con más de treinta años de trayectoria en el mundo editorial, primero en Santillana, después en Genially y ahora en Anaya, Roldán hizo un repaso de la evolución del producto educativo en los últimos veinte años. Recordó que las editoriales llevan desarrollando recursos digitales desde al menos 2004, primero en formatos como CD-ROM o DVD y más tarde en plataformas educativas. Sin embargo, subrayó que “la licencia digital nunca ha sido el negocio”: según sus datos, solo representa el 5 % del total, y ha decrecido incluso en los últimos cursos.

“La editorial hace tanto papel como digital”, aclaró, “pero es que son complementarios”. En su opinión, el libro de texto aporta estructura mental, secuencia didáctica y desarrollo de la competencia lectora: “Tú recuerdas mucho más lo que has estudiado en un libro de texto que lo que has leído en lo digital”. Frente a la interactividad que ofrece una animación en 3D, defendió que “la doble página está diseñada para construir el conocimiento paso a paso, de menos a más”.

Complementariedad, no sustitución

A pesar de su defensa del papel, Roldán no se posicionó en contra del uso de la tecnología. Todo lo contrario. “Yo soy muy partidaria de lo digital, siempre que esté orientado desde lo pedagógico”. Consideró que los recursos digitales bien diseñados permiten profundizar en los contenidos, personalizar el aprendizaje y facilitar la inclusión. “Con una animación puedes entender mejor una célula, y con herramientas digitales puedes atender a un alumno con dislexia o con una discapacidad visual”, ejemplificó.

Sobre si existe evidencia científica que confirme que lo digital mejora el aprendizaje, admitió que es un terreno aún por esclarecer: “PISA ya dijo en 2022 que un uso intensivo de la tecnología no mejora resultados. En su justa medida, sí puede ayudar”. En su intervención, también defendió que el formato digital permite practicar de forma ilimitada, detectar lagunas en los conocimientos del alumno e incluso proponer refuerzos adaptativos. “La tecnología puede ser una aliada si se diseña desde una lógica didáctica”, insistió.

“Los libros de texto son proyectos educativos”

La entrevista abordó también uno de los debates más sensibles para el sector editorial: el papel de los docentes como creadores de sus propios materiales. ¿Corre peligro el libro de texto frente al profesorado que diseña y reparte sus propios apuntes o que recurre a herramientas como la inteligencia artificial?

“Hay algo que no se puede poner puertas al campo”, admitió Roldán, pero advirtió de los límites de esa práctica. “Una cosa es ser muy buen profesor y otra, escribir un libro de texto. Es muy difícil”. Desde su experiencia, recordó que en las editoriales trabajan equipos multidisciplinares: autores, ilustradores, maquetadores, pedagogos… “Nosotros calibramos los contenidos, los ajustamos al nivel de los alumnos, recogemos feedback de muchos docentes y lo aplicamos. Es un trabajo de investigación y también de innovación pedagógica”.

Roldán defendió que los libros actuales están “totalmente alineados con la legislación vigente y con las metodologías activas” y que no pueden reducirse a un simple soporte. “Los libros no son solo libros. Hablamos de proyectos educativos completos con guías, programaciones y recursos digitales”. Consideró también que, si bien los docentes pueden y deben adaptar materiales, “las editoriales democratizan el acceso a un conocimiento riguroso y estructurado”. Además, subrayó que más del 70 % del alumnado en España accede a los libros de texto con algún tipo de financiación pública, lo que garantiza su equidad.

“La caída de alumnos nos perjudica muchísimo”

En la parte final del encuentro, la directora editorial analizó con preocupación el impacto del descenso de la natalidad en el sistema educativo. “En el curso 2024-25 se han perdido 14.000 alumnos. Es la primera vez que también cae secundaria”, alertó. Frente a este fenómeno, valoró como positiva la subida de matrícula en Formación Profesional, especialmente en los ciclos de grado superior: “Es una buena noticia”.

Ante este panorama, Roldán explicó que Anaya ha empezado a desarrollar nuevas líneas de trabajo más allá del libro de texto. Una de ellas es el programa Henko Orientación, diseñado para ayudar a estudiantes de secundaria y bachillerato a tomar decisiones académicas y profesionales. “Muchos no saben si ir por Ciencias, por Tecnología o qué estudiar. Este programa trabaja con ellos, con los docentes y también con las familias”.

Otra línea innovadora es el programa de educación emocional. “Uno de cada cinco alumnos tiene problemas de salud mental y más de la mitad no recibe apoyo”, señaló Roldán, citando un informe de McKinsey. El programa, bautizado como Henko Emocional, ofrece acompañamiento a centros educativos en la gestión del bienestar emocional del alumnado. “No solo es precioso, sino también necesario”, concluyó.

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