"No hay futuro educativo sin familias fuertes": María Zalbidea llama a reconstruir la alianza escuela-familia
María Zalbidea, consultora de tendencias e innovación, autora de 'Cosiendo la brecha digital' (cuatro hijos, siete hermanos y un marido maestro), en el 52º Congreso Nacional de CECE.
Zalbidea comenzó recordando que a ninguna familia le resulta fácil educar en un tiempo acelerado y marcado por la incertidumbre. Por ello, insistió en que las familias necesitan acompañamiento real. “Podemos tener Instagram, LinkedIn y los mejores eslóganes —dijo—, pero si una familia no se siente escuchada y acompañada, nada se sostiene”.
Podemos tener Instagram, LinkedIn y los mejores eslóganes, pero si una familia no se siente escuchada y acompañada, nada de sostiene
"Subrayó que, en muchos casos, el colegio es el primer lugar donde un niño recibe una mirada que reconoce su valor. Para ilustrarlo, aludió a la película Lunana, en la que un maestro desmotivado es enviado a una remota aldea del Himalaya. Allí descubre que, para esos niños, el maestro es literalmente futuro. “Eso es también lo que es la escuela para muchas familias hoy”, señaló.
El presente que pesa
Zalbidea explicó este momento educativo a través del Triángulo del Futuro, donde el presente aparece marcado por el exceso: demasiadas opciones, demasiada velocidad, demasiada información. Los hijos de estas familias –la llamada generación beta– crecen en entornos digitales continuos, sin distinguir entre on y off, en espacios de socialización donde la IA es parte de su biografía.
A esto se suma la polarización social, la sobrecarga emocional y la fatiga familiar, especialmente en madres, que cargan con una “agenda invisible” que condiciona su disponibilidad, expectativa y vínculo con la escuela.
En este contexto, dijo, la escuela no puede limitarse a responder, sino que debe anticiparse, simplificando canales, clarificando mensajes y sosteniendo espacios de calma en medio del ruido.
El pasado que empuja
Hay herencias educativas valiosas –la autoridad del maestro, la comunidad como referencia–, pero también inercias que hoy resultan un obstáculo:
- el “esto siempre se ha hecho así”,
- los modelos de comunicación unidireccional,
- y la idea de que la familia “se adapta” al centro sin diálogo.
Zalbidea invitó a revisar estas prácticas sin perder raíces, distinguiendo lo que sostiene de lo que bloquea.
El futuro que atrae
El horizonte no pasa por hacer más, sino por poner en el centro a las personas: alumnos y familias en toda su complejidad —emocional, mental y digital—.
Zalbidea habló de ecosistemas de bienestar extendido, que integran:
- bienestar emocional,
- bienestar mental,
- bienestar digital.
Y señaló que la relación escuela-familia debe dejar de ser transaccional:
“Un colegio no es un servicio que se contrata. Es un lugar donde se forma a una persona durante doce años. Eso exige alianza, no exigencia unilateral”.
El deseo de comunidad
Zalbidea fue muy clara: “Los padres están pidiendo ayuda a gritos”. No buscan solo información, sino vínculo, lugares donde compartir dudas, límites, miedos y aprendizajes. Por ello, invitó a los centros a crear espacios reales de escucha, comités, encuentros y conversaciones donde las familias puedan sentirse parte y no espectadoras.
La ponencia concluyó con una idea central:
No hay futuro educativo sin familias fuertes. Y no hay familias fuertes sin escuelas que las escuchen y las cuiden. “Mañana empieza hoy” —recordó—. El futuro no se predice: se construye. El futuro nos pide cocrear con esperanza e ilusión.



