Esther Monterrubio: "La FP privada debe anteponer el ánimo de formación al ánimo de lucro"
“Calidad, calidad, calidad” , repite machaconamente Esther Monterrubio cuando se le pregunta por el futuro decreto que regulará la oferta privada de Formación Profesional. La secretaria general de Formación Profesional del Ministerio de Educación, FP y Deporte pasó esta semana por la La charleta educativa e insistió en que el objetivo no es poner bajo sospecha ni asfixiar al sector privado, sino asegurar que todo alumno, independientemente del centro, reciba una formación de calidad.
“La FP privada debe anteponer el ánimo de formación al ánimo de lucro”, afirma Monterrubio. Subraya que el sistema de Formación Profesional no tiene por qué temer a una regulación que, lejos de limitar, pretende elevar el estándar de calidad. “Queremos garantizar que todo titulado de FP se sienta orgulloso de su título”, añade.
Frente a las críticas de ciertos centros privados que temen ser perjudicados por la norma, Monterrubio defiende que no hay nada que temer si se trabaja con rigor: “La privada ha entrado con fuerza, tiene apoyo detrás y capacidad para hacerlo bien”. Aunque evita utilizar términos como “chiringuitos”, recuerda que la FP no debe convertirse en un negocio sin compromiso educativo, aludiendo indirectamente a la expresión que en su momento utilizó el presidente del Gobierno respecto a algunas universidades privadas. El Ministerio, asegura, buscará una fórmula que blinde la calidad de los títulos.
Una apuesta estructural, no coyuntural
Monterrubio defiende que el auge de la FP no debe ser algo pasajero. “La FP tiene que ser una tendencia, no una moda”, afirma con contundencia. España ha pasado de un crecimiento urgente a uno sostenido: “Hemos llegado a la franja de 1.200.000 alumnos”, una cifra histórica tras un aumento del 36% en los últimos años.
Aun así, recuerda que tras el impulso con fondos europeos, toca consolidar: “Ahora hay que estabilizar, plantar bien las bases y seguir creciendo”. La responsabilidad recae en las comunidades autónomas, que tienen la competencia: “Deben marcar la FP como una prioridad en su política de financiación”.
Identidad propia y espacio propio de la FP
Uno de los debates actuales es la relación entre la FP y la universidad. Aunque reconoce que se han facilitado las pasarelas, Monterrubio insiste en preservar la especificidad de cada sistema: “La FP tiene que cuidar su identidad, su espacio y su marca”. En su opinión, no es cierto que la FP necesite validación universitaria: “La alta empleabilidad y la buena inserción profesional ya son prueba de su valor”.
Se muestra crítica con la idea de que los ciclos de grado superior deban impartirse en entornos universitarios, especialmente si responden a intereses ajenos a lo educativo: “Igual estamos hablando de esa idea un poco rancia de que es mejor estar en el ámbito universitario. Eso ya debería estar superado”.
Prácticas: acompasar el modelo y eliminar distorsiones
El nuevo modelo de FP dual, que establece al menos 500 horas de formación en empresas, ha generado reticencias entre parte del profesorado, sobre todo por la entrada en empresas desde primer curso: “Ahora los alumnos van en canal abierto, sin cerrar la evaluación”. Pero Monterrubio defiende esta medida como una forma de aprendizaje real: “Si lo que va a hacer el alumno en la empresa es lo mismo que haría en el centro, mejor que se quede en el centro”.
Alude a un cambio de mentalidad: “Hay que quitarle el miedo a las empresas”, y asegura que muchas ya están respondiendo bien: “El alumno, en el momento que acompaña, ya está aprendiendo. Eso es la dual”.
Sobre las dificultades para conseguir plazas, Monterrubio critica que algunos centros recurran a pagar por conseguirlas: “No se debe hacer. Si se ha autorizado una oferta sin garantizar las prácticas, hay que revisar esa planificación”. Y añade: “No puede ser una carrera de obstáculos para el alumno completar su formación”.
Además, ha señalado que en algunas comunidades autónomas no se ha sabido acompasar la oferta de títulos con las demandas reales del mercado laboral: “Si aumento plazas, pero no en los perfiles que demanda el territorio, tengo un problema”.
FP básica: enamorar para evitar el abandono
El enorme abandono en la FP básica (en muchos centros por encima del 50%) es una preocupación creciente. Aunque Monterrubio señala mejoras y matiza que no se trata de cifras homogéneas y que a menudo dependen de la comunidad autónoma, reconoce el problema. Por ello, reivindica un enfoque pedagógico renovado: “Nosotros tenemos que enamorar a esos chicos y chicas”.
Apuesta por currículos más atractivos, metodologías activas y un contacto directo con el mundo laboral desde etapas tempranas. “La FP básica debe tener las enseñanzas más atractivas del sistema”, sostiene. Y señala que muchos alumnos con capacidades valiosas no encajan en modelos academicistas: “Son chicos que construyen desde el hacer, no desde lo conceptual”.
Valora especialmente las estancias en empresas como herramienta de orientación y maduración personal: “Las experiencias en la empresa suponen una maduración que no se consigue de otra forma”.