Más de tres de cada 10 docentes no conocen los protocolos de salud mental de sus centros
Javier Urra, durante la presentación del informe, con Borja Beriain, José María de Moya y Antonio Guzmán. Para Urra, "los docentes no son clínicos, pero sí deben estar formados en salud mental". © JORGE ZORRILLA
Un 34,2% de los docentes afirman no tener conocimiento de los protocolos de salud mental en sus centros educativos –lo que incluye los protocolos contra el acoso escolar y de protección autolítica– según el informe El estado de la salud mental en el aula 2025, elaborado por la Fundación MAPFRE y Siena Educación (editora del periódico MAGISTERIO) y presentado esta mañana, justo cuando el Sindicato de Estudiantes ha convocado una huelga en toda España tras el suicidio de Sandra, la joven de 14 años que presuntamente era víctima de acoso escolar.
La presentación ha corrido a cargo de Javier Urra, doctor en Ciencias de la Salud, pedagogo Terapeuta y Psicólogo en excedencia voluntaria de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y de los Juzgados de Menores de Madrid, director Pedagógico del Máster Online para educadores en Salud Mental Infanto-juvenil de Aula Siena en colaboración con la UCJC y director y coordinador del primer Vademécum sobre Salud Mental junto a Fundación MAPFRE y Anaya, que ha recordado que el acoso escolar es la razón mayor de suicidio infantojuvenil en el mundo –siendo el suicidio la primera causa externa de muerte entre los 12 y los 29 años– y ha pedido a los docentes que hablen mucho con los alumnos para detectar posibles casos de sufrimiento dentro del grupo, que estén atentos y que intenten convertirles en “cascos azules” de esos niños que pueden ser víctimas. Junto a Urra, han participado Antonio Guzmán, director del área de Promoción de la Salud de Fundación MAPFRE y José María de Moya, director general de Siena Educación.
El informe señala que el 32% de los docentes no ha recibido ningún tipo de formación sobre los protocolos de salud mental, porcentaje que contrasta con el 71% que considera muy importante elaborar este tipo de protocolos en los centros educativos y el 94,7% que los ve imprescindibles. El 5,6% menciona haber recibido formación sobre prevención del suicidio y autolesiones y el 5,1%, sobre convivencia, acoso y ciberacoso.
La investigación no solo se detiene en el conocimiento de los protocolos, también en cuáles son los factores que más influyen en la salud mental del alumnado y del profesorado, en cuáles son para ellos los principales problemas y en los recursos a su alcance para hacerles frente
De las respuestas de 850 docentes de toda España y de la organización de 18 grupos de discusión con docentes de la red pública, privada y concertada y de distintas etapas educativas, se deduce que el 60% cree que no está suficientemente formado para detectar los problemas de salud mental que puedan surgir en el aula y que el 80% cree que le falta tiempo para abordar estos problemas. De hecho, un 30,6% del profesorado no se siente capacitado para identificar problemas de salud mental en el alumnado.
Las principales demandas del profesorado para mejorar el apoyo son el incremento de la formación y capacitación docente (26,8%), la incorporación de más psicólogos escolares y profesionales de apoyo (16,8%), una mayor implicación de las familias (9,1%) y una mejor coordinación con servicios externos (8,5%).
A juicio de Antonio Guzmán: “Todos los que conformamos el ecosistema sanitario y educativo hemos de trabajar unidos para cambiar esta radiografía que el estudio nos ofrece de las aulas. Es fundamental introducir herramientas que mejoren la salud mental de los docentes y el alumnado y, sobre todo, herramientas que promuevan la detección precoz y protocolos que sean unánimes”.
El 11,4% de los profesores considera que el estado de salud mental de su alumnado es mala. La ansiedad destaca de forma contundente como el principal problema en las aulas, siendo señalada entre los tres problemas de salud mental más frecuentes por 9 de cada 10 profesores. Le siguen la agresividad y el bullying (48,3%), el estrés (48,1%), la depresión (36,2%), las adicciones (34,3%) y las conductas autolesivas (28,3%).
Además, el profesorado considera que los elementos más determinantes para el bienestar mental del alumnado son de naturaleza externa y relacional. Los problemas o conflictos familiares (60,6%) y la influencia de las redes sociales (57,1%) son, con gran diferencia, los factores que se consideran “muy influyentes”, por encima del estrés académico.
Existe un consenso casi unánime sobre el impacto negativo de las plataformas digitales: el 97,9% de los profesores considera que las redes sociales afectan negativamente al bienestar emocional del alumnado. El principal efecto negativo percibido es que generan inseguridad y baja autoestima (72,5%).
Los contenidos que tienen mayor impacto en su salud mental son los estándares de belleza irreales (33,2%) y el contenido violento o agresivo (27,3%). Además, el 74% del profesorado opina que el uso de estas plataformas disminuye la capacidad del alumnado para manejar sus emociones.
El profesorado cree que los factores más influyentes para el bienestar mental del alumnado son los problemas o conflictos familiares (60,6%) y la influencia de las redes sociales (57,1%), situándolos por delante de la presión académica.
Si nos centramos en el entorno familiar, los docentes señalan factores decisivos, los estilos parentales muy permisivos o muy autoritarios (85,9%), seguidos por la separación o divorcio reciente de los padres (76,6%). La percepción sobre la respuesta de las familias es crítica, ya que más de la mitad de los docentes considera que solo en el 53,2% de los casos identifican y atienden adecuadamente los problemas de salud mental de sus hijos.
En opinión de Javier Urra: “Es fundamental la educación en el hogar familiar y una relación fluida y natural entre padres e hijos. Naturalmente, el ámbito escolar es otro pilar fundamental en la crianza, pero los alumnos son un espejo de lo que ven en sus hogares y, de esto han de ser conscientes los padres”. Para el doctor Urra, muchas veces los padres son parte del problema de inestabilidad emocional de los hijos.
La mayoría del profesorado valora su propia salud mental como buena (49,3%) o muy buena (12,5%), mientras que para un 8% es mala.
El informe revela un desgaste emocional en el ejercicio de la docencia. Los signos más señalados de agotamiento mental son el estrés (31,2%), la falta de motivación (24,5%) y la irritabilidad (21,1%). Un 14,5% habla de bajas laborales provocadas por desajustes emocionales.
Las respuestas aportadas inciden en que el malestar docente no se debe únicamente a la interacción con el alumnado, sino también a las condiciones laborales y al contexto social. La sobrecarga de trabajo, la burocracia y el agotamiento físico son citados como principales fuentes de desgaste que acaban teniendo un impacto directo en el aula, ya que la mitad de los docentes (50,8%) percibe que esta carga emocional reduce significativamente su capacidad para identificar problemas de salud mental en sus estudiantes.
Como estrategia preventiva prioritaria, el 94,7% de los profesores considera importante o muy importante la necesidad de crear protocolos de salud mental en los centros educativos. Adicionalmente, el 76% de los docentes demanda promover el uso crítico de las redes sociales.
En el ámbito de las actividades extracurriculares, el estudio revela que el deporte (63,3%) es considerado por el profesorado como la actividad más eficaz para ayudar al alumnado a gestionar el estrés, destacando muy por encima de otras opciones como el arte, la música o el voluntariado.
En palabras de José María de Moya: “Los centros educativos son, después del hogar, el espacio en el que más tiempo pasan los estudiantes. Debemos reforzar todas las herramientas necesarias, sobre todo la educación, tal y como demandan los profesores, para que sean capaces de aportar soluciones preventivas ante el agravamiento de la salud mental de un alumno. Y debemos actuar de inmediato”.
Este estudio de Fundación MAPFRE ha sido coordinado por Borja Beriain, con el apoyo de Bárbara Delgado y todo el equipo de Psicopedagogía de Siena Educación, en colaboración estrecha con el Dr. Javier Urra y el sociólogo Enrique Domingo, que han avalado la metodología y los resultados obtenidos, y el cual se ha desarrollado a lo largo de 8 meses de trabajo de campo, a través del cuestionario de 30 preguntas y la celebración de los grupos de discusión con docentes de toda la geografía española, de todo tipo de centro educativo (público, privado o concertado) y de diferentes niveles de Enseñanza que imparten, desde Primaria hasta Bachillerato.



