Sarah Henkelmann: "Debemos evitar que algoritmos opacos tomen decisiones que afecten a trayectorias educativas"
Ser directora paneuropea de Desarrollo de Mercado para el sector educativo de Epson le ofrece a Sarah Henkelmann-Hillebrand una perspectiva única sobre la innovación educativa en Europa.
Sarah Henkelmann-Hillebrand, PAN-European Market Development Manager VP en Epson, estuvo entre las expertas que expusieron su visión en las jornadas de Colaboración Público-Privada organizadas por Siena Educación, Aulaplaneta y Microsoft en Málaga. Hablamos con ella sobre los retos que tienen las tecnológicas en el terreno educativo.
¿En qué consiste su papel en Epson? ¿Es un buen observatorio de las tendencias en innovación educativa en Europa?
–Como Directora Paneuropea de Desarrollo de Mercado para el sector educativo de Epson, mi función se sitúa en la intersección entre la tecnología, la pedagogía y la política. Soy responsable de identificar tendencias y oportunidades en la educación digital en los distintos países europeos y de traducir estos conocimientos en estrategias escalables que ayuden a escuelas, universidades y gobiernos en sus procesos de transformación digital.
Este puesto ofrece una perspectiva única sobre la innovación educativa en Europa. Me permite colaborar con una amplia red de ministerios, líderes de opinión y educadores. Cada uno en diferentes etapas de madurez digital. A través de estas colaboraciones, puedo observar cómo tecnologías como el aprendizaje inmersivo, la computación espacial y las soluciones de TI sostenibles están empezando a configurar nuevos enfoques de enseñanza y aprendizaje.
Y, teniendo esto en cuenta, ¿qué grado de cumplimiento observa respecto al Plan de Acción de Educación Digital de la UE?
–En relación con el Plan de Acción de Educación Digital de la UE, mi papel ofrece una visión clara sobre cómo se están interpretando e implementando sus prioridades, como la mejora de las competencias digitales, el fortalecimiento del ecosistema digital y la garantía de contenidos educativos digitales de alta calidad, en los distintos contextos nacionales.
Lo que observo es una ambición compartida en toda Europa, aunque con un ritmo de progreso desigual. Algunos países, como Finlandia o Dinamarca, ya han superado la fase de infraestructura y se centran ahora en conectar la digitalización con la pedagogía, la inclusión y la sostenibilidad. Otros, en cambio, siguen construyendo las bases necesarias.
En Epson, aspiramos a contribuir de forma significativa a esta transformación ofreciendo tecnologías que no solo sean facilitadoras, sino también sostenibles. Porque, en última instancia, el futuro de la educación digital debe ser tanto innovador como responsable si quiere tener un impacto duradero.
El futuro de la educación digital debe ser tanto innovador como responsable si quiere tener un impacto duradero
"En España, tras el auge de las pantallas en las aulas, se ha producido un giro hacia una tendencia más restrictiva, centrada en limitar su uso, especialmente entre los más pequeños. ¿Cómo puede lograrse un equilibrio en el uso de los dispositivos? ¿Dónde debería trazarse la línea?
–El debate actual en España refleja una conversación más amplia en Europa sobre el papel de la tecnología en el aprendizaje. Tras años de entusiasmo por equipar las aulas con pantallas y dispositivos, ahora entramos en una fase más reflexiva. Una que ya no pregunta si debemos usar tecnología, sino cómo y en qué medida esta apoya realmente el aprendizaje.
Creo que el equilibrio se encuentra en la intencionalidad pedagógica. La tecnología en el aula nunca debe ser un fin en sí misma, sino servir a objetivos educativos claros y a procesos de aprendizaje adecuados a cada edad. En el caso de los niños y niñas más pequeñas, esto significa integrar herramientas digitales de manera que fomenten la exploración, la colaboración y la creatividad, sin sustituir las experiencias físicas, sociales y sensoriales esenciales.
¿La tendencia BYOD (Bring Your Own Device) ya ha pasado? ¿Cuál es el compromiso de Epson?
–La tendencia BYOD fue una etapa importante para aumentar el acceso y la responsabilidad personal, pero también puso de manifiesto desigualdades y desafíos prácticos en las escuelas. Lo que vemos ahora es una transición hacia enfoques compartidos, gestionados por los propios centros y adaptados a su contexto, donde la tecnología se utiliza de manera colectiva, fomentando la interacción en lugar del aislamiento individual.
En Epson, nuestro compromiso es apoyar entornos de aprendizaje interactivos, inclusivos y sostenibles. Nuestras tecnologías de proyección y visualización están diseñadas para hacer que el contenido digital sea visible y compartido por todos los presentes. Así, la pantalla deja de ser una barrera personal para convertirse en un puente colaborativo. Cuando todos los estudiantes miran el mismo contenido, lo debaten y crean juntos, la tecnología se transforma en un conector y no en un divisor.
Nuestras tecnologías están diseñadas para hacer que el contenido digital sea visible y compartido por todos los presentes. Así, la pantalla deja de ser una barrera personal para convertirse en un puente colaborativo
"¿Cómo podemos lograr que los estudiantes dejen de ser consumidores pasivos y acríticos para convertirse en cocreadores, participativos y comprometidos?
–Para ayudar a los estudiantes a pasar de ser consumidores pasivos a cocreadores activos, necesitamos entornos de aprendizaje que fomenten la participación y el pensamiento crítico. Esto implica combinar las herramientas digitales con pedagogías que promuevan el diálogo, la experimentación y la reflexión compartida.
¿Qué papel puede desempeñar la inteligencia artificial en la educación? ¿Qué oportunidades ofrece y qué límites no deberíamos cruzar?
–La inteligencia artificial puede desempeñar un papel transformador en la educación, pero solo si la abordamos con curiosidad y responsabilidad. Las oportunidades son enormes: la IA puede personalizar el aprendizaje, apoyar al profesorado con tareas administrativas y abrir nuevas formas de implicar al alumnado mediante contenidos adaptativos, retroalimentación en tiempo real y asistencia lingüística. También puede ayudar a detectar carencias de aprendizaje de manera temprana y ofrecer intervenciones personalizadas, haciendo que la educación sea más inclusiva y receptiva.
Sin embargo, la verdadera promesa de la IA no está en sustituir a los docentes, sino en empoderarlos. Enseñar es una actividad profundamente humana, basada en la empatía, el juicio ético y la conexión social: cualidades que ningún algoritmo puede replicar. Por tanto, la IA debe verse como una asistente que amplía las capacidades de los docentes, no como un sustituto de su papel.
Al mismo tiempo, debemos establecer límites claros. La educación debe seguir siendo un espacio donde la privacidad de los datos, la transparencia y la equidad sean innegociables. Debemos evitar convertir a los estudiantes en simples puntos de datos o permitir que algoritmos opacos tomen decisiones que afecten a sus trayectorias y futuros educativos. El diseño y la implementación de la IA en educación deben guiarse siempre por principios pedagógicos y éticos, no solo por las posibilidades tecnológicas.
Si logramos este equilibrio, la IA puede convertirse en una poderosa aliada: liberando tiempo al profesorado para dedicarlo a la interacción significativa con sus alumnos, ayudándolos a aprender a su propio ritmo y fomentando la inclusión mediante formatos de aprendizaje accesibles. Pero requiere gobernanza, reflexión crítica y, sobre todo, una comprensión compartida de que la tecnología debe servir al aprendizaje humano, y no al revés.
La inteligencia artificial puede desempeñar un papel transformador en la educación, pero solo si la abordamos con curiosidad y responsabilidad
"¿Qué tendencias han llegado para quedarse: aulas inmersivas, realidad virtual, etc.? ¿Qué tienen en común que las hace más que una moda? ¿Por qué funcionan?
–Algunas tecnologías están claramente superando la fase experimental y han llegado para quedarse. Las aulas inmersivas, la realidad aumentada y virtual, y la computación espacial están entre ellas. No porque sean “nuevas” o “impresionantes”, sino porque transforman de manera fundamental la forma en que el conocimiento puede experimentarse y construirse.
Lo que estas tecnologías tienen en común es que hacen que el aprendizaje sea activo, multisensorial y colaborativo. Permiten que los estudiantes no solo vean la información, sino que interactúen con ella. Ya sea explorando el sistema solar en 3D, recorriendo reconstrucciones históricas de Roma o visualizando conceptos científicos complejos dentro del cuerpo humano. Este cambio, de consumir información a interactuar con ella, genera una comprensión más profunda y una retención más duradera.
Además, favorecen una dinámica de aula más inclusiva. Cuando el aprendizaje se vuelve espacial y participativo, se atienden distintos estilos de aprendizaje: visuales, auditivos o kinestésicos, que pueden conectar con el contenido a su manera. Asimismo, los entornos inmersivos fomentan el trabajo en equipo y la resolución de problemas, exactamente las competencias que los estudiantes necesitarán en el futuro laboral.
El éxito de estas tendencias no radica tanto en la tecnología en sí, sino en la pedagogía que permiten. El aprendizaje inmersivo funciona cuando forma parte de un diseño educativo reflexivo, que conecta la experiencia con la reflexión y la creatividad. Por eso, veo estas tecnologías como una evolución natural de la educación digital: nos ayudan a ir más allá de la pantalla plana hacia una experiencia de aprendizaje humana, social e intelectualmente viva.
En Epson ya estamos facilitando esta evolución hoy. Nuestras tecnologías de proyección y visualización hacen posible un aprendizaje inmersivo y colaborativo en cualquier aula. Con nosotros, las instituciones educativas cuentan con una base preparada para el futuro de la enseñanza y el aprendizaje.





